27 marzo 2013
Nicolás Maduro sostiene la
Constitución.
El presidente encargado Nicolás Maduro se refirió al panorama que se
vive en el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en vísperas de
las elecciones del próximo 14 de abril.
En una entrevista concedida al diario Panorama, el también
candidato oficialista a la presidencia recordó los días vividos junto a Hugo
Chávez desde que fue diagnosticado de cáncer, la dura etapa y el
posterior desafío de continuar con el legado del líder revolucionario.
—¿No hay riesgos de fractura dentro del Psuv para garantizar ese triunfo
del que habla?
—Estamos en el mejor momento de motivación, de compromiso
con las ideas del presidente Chávez, de unión entre nosotros en el equipo de la
dirección político-militar de la revolución, entre los cuadros más destacados y
conocidos de la revolución, tenemos una relación de hermandad.
Este golpe de la pérdida del presidente Chávez ha sido terrible,
trágico. Yo por lo menos, personalmente, en las mañanas cuando me levanto veo
el techo y pienso en él, porque todas las mañanas me levantaba con la agenda
del día y era a llamarlo, bueno para uno es increíble que ya no esté
físicamente, pero eso nos ha motivado mucho a asumir nuestras
responsabilidades, no es fácil, porque efectivamente Chávez es un
gigante y nosotros somos gente normal, común y corriente, el único que
puede llenar el espacio del gigante Chávez es el pueblo, el otro gigante, son
los dos gigantes y nosotros, articuladores de este proceso que es complejo pero
que va a salir bien (…).
Lo que hizo nuestro pueblo hace 200 años es difícil de encontrar en la
historia universal de la humanidad. El presidente Chávez lo despertó. Recuerdo
una vez en Lisboa, Portugal, que estábamos hablando este tema porque íbamos por
un camino largo y él me decía: ‘Nicolás lo que sucedió es que el pueblo
nuestro guardó en sus genes siempre la gloria de los libertadores, no se la
pudieron quitar y esa gloria solo estaba esperando que tocaran un botón’. Esto
es como tocar un botón para que los genes se activaran de nuevo. Él tocó el
botón de los genes libertadores del pueblo venezolano y ese botón permitió
construir toda la conciencia sobre la cual descansa este proceso revolucionario
(…).
—Hay radicalismos en ambos sectores, especialmente en el chavismo ahora
hay mucha emocionalidad, es un momento que exige responsabilidad de los actores
políticos, ¿cuál será su cuota de responsabilidad?
Cuando el 5 de marzo, a las 5:15 de la tarde, di la noticia, esa
infausta y dolorosa noticia, casi no me salía la voz.
—Toda y ya la demostramos. Fíjate, desde el día que al Presidente lo
operaron, el 11 de diciembre comenzamos, revísate todos los videos, entre
Ernesto (Villegas) y yo que éramos los voceros oficiales, empezamos a mandar
una clave de paz, sabemos que está en el corazón del pueblo y sabíamos que la
irresponsabilidad de la oposición, de algunos de sus voceros, burlándose de la
enfermedad del Presidente, pronosticando y burlándose de la posible muerte del
Presidente podía provocar en Venezuela un ‘Bogotazo’, un ‘Gaitanazo’ estuvimos
al frente de esa posibilidad, todos los días y nosotros salimos a
decirle al pueblo y a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: paz, paz, paz.
Ese día, 5 de marzo, hicimos una reunión porque los médicos nos habían
anunciado que existían síntomas de gravedad, eso ya había pasado en diciembre y
en enero y el Comandante siempre superaba esos síntomas, pero nos
dijeron los médicos: ‘Hay una situación especial ahora’, siempre creyendo
nosotros y rogando a Dios que se volviera a recuperar, porque semanas atrás lo
habíamos visto con mucho ánimo. Tomamos previsiones, nos reunimos con el Alto
Mando Militar, se reunió la Dirección Político-Militar de la revolución y
dijimos: ‘Bueno hay que prepararse’, si llegara a suceder hay que desplegar a
toda la Fuerza Armada, hay que desplegar a todos los dirigentes de la
revolución en todos los estados, hablar con el pueblo y evitar que el pueblo,
en su dolor, cayera en una sensación de frustración y en un deseo de venganza,
adonde querían llevarlo, estuvimos muy cerca de que ocurriera.
Cuando el 5 de marzo, a las 5:15 de la tarde, di la noticia, esa
infausta y dolorosa noticia, casi no me salía la voz, y cuando terminé
de decir la primera parte yo escuché un grito, un alarido y sentí
miedo, me dije: Explotó la violencia, la rabia de la gente; afortunadamente fue
solo un alarido de dolor.
Por eso, cuando este señor candidato de la oposición, al que yo he
llamado el fariseo de esta hora, el Poncio Pilatos de esta hora, comenzó a
meterse con el Presidente, estábamos en pleno luto, estábamos velando el
cadáver del Comandante Hugo Chávez y él empezó a decir unas locuras sobre el
día de la muerte del Comandante, metiéndose con su familia, con el honor de
nuestro Comandante, con la pureza de la moral de Hugo Chávez, yo salí
inmediatamente. Si hubiera dejado ese domingo en la noche una hora nada más
sin salir, aquí pudo haber explotado la violencia (…).
El ánimo y las fuerzas del Presidente en todas las etapas fue
impresionante.
—Usted fue una de las personas más cercanas a Chávez desde el 11 de
junio del 2011 (cuando anunció su primera operación) hasta el 5 de marzo del
2013, haciendo una retrospectiva de la enfermedad, ¿Cuál fue la etapa más dura?
¿Se preparó mentalmente para estos desafíos? ¿Cómo fue ese año y medio con el
Presidente enfermo?
—El ánimo y las fuerzas del Presidente en todas las etapas fue
impresionante. Él se sometió a operaciones
muy duras, profundas y siempre se recuperó con mucha rapidez y fortaleza.
Fundamentalmente, por su voluntad de vida, una energía, una llamarada de vida.
Cuando pasó la quimioterapia, fueron cinco sesiones, hicimos tres (las
primeras) en La Habana, una acá en el Hospital Militar y la última otra vez en
La Habana.. Recuerdo que él me llamaba a las 6 de la mañana y me decía: ‘Vente
para acá’. Yo llegaba a la siete de la mañana y él estaba en plena
quimioterapia, sabes que eso se va pasando a través de un suero, y durábamos
hasta las 10 de la noche sin descansar (…) Quizás a las 2 de la tarde almorzaba
y descansaba media hora, e inmediatamente empezábamos a hablar, a leer, a
estudiar. Yo llamaba a Caracas, a dar órdenes, le pasaba llamadas a él, se
ponía a pintar; pintó el cuadro de Kirchner (Néstor), un cuadro del Cuartel
Moncada y uno del Cuartel de la Montaña, donde está ahora.
Luego vino el otro golpe, febrero. Nosotros lo veíamos tan
fuerte que nadie se podía imaginar que había otra reincidencia. Había
hablado casi 10 horas en la Asamblea Nacional, creo que el 15 de enero. Lo
operaron y a la semana estábamos haciendo un programa al lado de la habitación
de él, en vivo y ahí mismo otro y otro y otro.
Vino la radioterapia, eso fue muy duro. Ese fue el momento más duro,
muy duro, pero no se amilanó. Terminó la radioterapia, se hizo los
exámenes y salió bien, perfecto, y el 11 de junio, un año después de la primera
operación, inscribió la candidatura. La campaña fue intensa, claro, como él lo
dijo, fue al ring con las manos amarradas, porque hizo una campaña a un cuarto
de máquina.
Se dieron las elecciones, un gran triunfo e, inmediatamente, puede ser
por la baja de la adrenalina de combate por las elecciones, comenzó a sentir
grandes dolores.
Cada vez que hablábamos tenía grandes dolores. Esa fue una segunda etapa
difícil, después de la radioterapia, después de las elecciones (…) por los
dolores que él sufrió se decide hacer el tratamiento de la cámara
hiperbárica, lamentablemente, en medio del tratamiento se le hacen
exámenes y le aparece, nuevamente, en el mismo lugar, una reincidencia.
“Hay complicaciones”
Recuerdo que el domingo 2 de diciembre, esto yo no lo he contado, él me
llamó, yo estaba en el Panteón Nacional haciendo una inspección de los arreglos
del Panteón, etcétera, para el acto del 17 de diciembre, esperando que él
terminara su tratamiento y volviera. En la tarde recibí la llamada y me dio una
clave, me dijo: ‘Hay complicaciones’ y me dio otras claves que teníamos.
Bueno eso fue un golpe gigantesco y me pidió que fuera una comisión para allá.
Fueron Diosdado, Rafael Ramírez, Cilia, Jorge Arreaza y les contó lo que habían
encontrado los expertos. Él siempre preguntaba todos los detalles a los
médicos, él tenía la intuición de que no iba a salir de la operación.
Cuando ellos me contaron a su regreso que tenía esa intuición, yo casi
tuve la certeza de que en su intuición él no se iba a equivocar y bueno, me
puse a llorar largo rato una madrugada porque sabía que eso iba a ser así.
Me llamó y fui el 5 de diciembre a hablar desde las 10 de la noche hasta
las 6 de la mañana, mucho hablamos, él nunca me había dicho esta cosa de que si
muriera, o si le pasaba algo que lo inhabilitara, yo asumiera la conducción de
la revolución, que asumiera la Presidencia y la posibilidad de una candidatura,
me lo mandó a decir y después me lo dijo personalmente, durante más de seis
horas de conversación, en la madrugada del 6 de diciembre, en Cuba.
Luego nos vinimos, en aviones separados, llegué antes y después aterrizó
él. Me dijo: ‘He decidido, y le dije a los médicos que lo garantizaran porque
me querían operar ya, volver para hablarle al pueblo, para decirle todas estas
cosas, él dijo una parte pequeña apenas de lo que quería decir, porque nosotros
le recomendamos, yo lo hice, Presidente no le diga esto al pueblo, y me dijo:
‘Es mi responsabilidad histórica, es lo menos que puedo hacer’.
El siete (de diciembre) estuvimos reunidos otra vez y el ocho dijo lo
que dijo. Se fue, la operación fue muy difícil, como ustedes saben y después
vino la peor de todas las partes que le tocó vivir, casi 90 días de una
situación de altibajos, a veces más bajos que altos, de gravedad,
manejada científica y médicamente de manera perfecta, correcta. En su momento
se sabrá toda la gente que nos ayudó en el mundo, estuvo en manos de los
mejores médicos y científicos en la lucha contra el cáncer que Cuba ha formado,
pero con el apoyo de varios científicos del mundo.
El 30 de diciembre, cuando saqué el comunicado, casi se nos va, estuvo a
punto. De repente, en enero milagrosamente se levantó, hasta el último día
quiso vivir y creyó que iba a vivir, y dio órdenes hasta el último día. Ese
espíritu es un espíritu inmortal realmente y el reconocimiento, el homenaje que
ha hecho el pueblo venezolano ha sido extraordinario, lo dicen todas las encuestas
70%, 80% de los venezolanos reconocen que Hugo Chávez hizo historia en nuestra
patria y ahora nos toca a nosotros, él dio su batalla hasta el último segundo,
dejó una misión todavía por cumplir, ahora me toca a mí cumplir esa misión
desde la Presidencia de la República, nos toca a nosotros los que amamos esta
patria cumplir esa misión.
Yo no tengo vanidad de ningún tipo, mi ego no existe, yo sé que esas
manifestaciones de amor no son para mí, son para Chávez.
—¿Y qué ha sentido usted de tomar ese testigo?
—Es una responsabilidad muy dura.
—Es una responsabilidad muy dura.
—¿Ha sentido miedo?
—No. Yo no tengo miedo. El único miedo que podría tener es a fallar, pero
siento que no voy a fallar. He venido reflexionando que el presidente Chávez me
preparó para esto, yo no lo sabía, pero me estaba preparando y no voy a hablar
individualmente, nos estaba preparando a un equipo cohesionado: Rafael Ramírez,
Diosdado, la compañera Cilia, toda la Fuerza Armada, los jefes militares del
Alto Mando, toda esta juventud militar que se levantó de todas las edades y
todos los rangos y jerarquías, al Psuv, al Gran Polo Patriótico, el Comandante
Chávez hizo lo que le fue imposible hacer a Bolívar, el Libertador no pudo
preparar la vida de esta patria después de su muerte, no pudo, primero le
mataron a Sucre, que era su hijo e iba a ser su heredero político y militar,
después lo traicionó todo el mundo, Juan José Flores, en Quito; Santander en
Bogotá; Páez, en Valencia. Urdaneta fue el más leal de los leales e iba a ser
su Presidente, si Bolívar hubiera vivido después de 1830 seguro que Urdaneta
hubiera sido su nuevo Sucre (…).
El Comandante Chávez creyó que podía vivir un tiempo más y estar al
frente de la patria, inclusive, creyó que podía estar al frente de la patria
sin estar en la Presidencia de la República. Llegó a pensar, en un momento
dado, en hacer como ha hecho Fidel y dirigir con su autoridad y moral
de gigante la nueva etapa de la revolución y prepararse para su
partida, pero bueno, no pudo llegar a ese punto. Él llamaba a eso el escenario
3.
Nos dejó preparados con la Constitución desde 1999, nos dejó su
testamento político, éste es un documento extraordinario para
estudiarlo, nos dejó órdenes precisas para los equipos de trabajo, dejó el
testigo en mi mano, que no es la mano de un solo hombre, de un solo ser humano
no sé porqué él tomó esa decisión, ni se lo pregunté, no me salía la voz, ni
era pertinente hacerlo, ni se me ocurrió hacerlo, pero bueno, ya tomé el
testigo del presidente Chávez, que es un testigo colectivo, en mi mano va la de
millones, la de un equipo.
Él dejó un equipo formado que es lo que llamamos la Dirección
Político-Militar de la revolución, el
alto mando político, el Gobierno, los gobernadores, el Gran Polo Patriótico, el
Alto Mando Militar y nuestra Fuerza Armada en pleno.
¡Cuándo esta patria había tenido tanta fuerza!, nunca, jamás. Además dejó las finanzas del país organizadas, los
fondos, los ingresos, ahí está todo, transparente, así que no tenemos ninguna
excusa para fallar, estamos preparados para una victoria, es lo que siento en
la calle (…).
En Venezuela yo vi una efervescencia, la viví, lo que yo estoy viendo
ahorita en la calle son los niveles más altos de efervescencia popular
desde 1994, solo las comparo con las 1994 y las del 2006, dos momentos
cumbres en el liderazgo mítico e histórico del Comandante Chávez, la gente está
convirtiendo su dolor y su sentimiento de haber perdido a su padre, su orfandad
la está convirtiendo en fervor.
Yo no tengo vanidad de ningún tipo, mi ego no existe, yo sé que esas
manifestaciones de amor no son para mí, son para Chávez, la gente me ve a mí y dice: ‘Por ti vamos por Chávez,
por Chávez vamos por ti’ (…) No podemos fallar, estoy seguro que vamos a ganar
por más de 10 millones de votos, el regalo que quedó pendiente el pueblo se lo
va a dar el 14 de abril.
(Tomado
de Noticias24)

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