Vincenzo Basile
Viernes, 01 de Febrero de 2013
Pero,
el hecho de poner al descubierto el citado fraude, no ha significado el
fin de la manipulación informativa contra la Revolución cubana y la
distorsión completa de la realidad cuando se trata del capítulo de la
emigración.
En
ese sentido, el pasado 31 de enero, medios internacionales
prácticamente de todo el mundo, celebraban con júbilo la noticia más
importante del día, es decir el hecho de que la llamada bloguera
independiente Yoani Sánchez, finalmente, había obtenido su añorado
pasaporte para viajar (silenciando, entre otras cosas, que el viejo
pasaporte lo destruyó ella misma en 2004 cuando volvió a Cuba tras una
permanencia de dos años en Suiza) y ahora se preparaba para sus
múltiples y económicamente injustificables giras mundiales.
Pero,
claramente, como todo lo que ocurre en Cuba, las celebraciones fueron
tan breves como enorme es “la crueldad del malvado régimen castrista que
sigue destruyendo sueños y ambiciones”. No hay nada de bueno que puede
salir de sus entrañas y también las cosas que puedan parecer favorables,
en realidad, solamente esconden enormes engaños y trampas.
En
ese sentido, los medios que celebraban la libertad de Yoani Sánchez,
aprovechaban la oportunidad para recordar a alguien que no ha sido tan
‘afortunado’ como la bloguera y que seguirá sin posibilidad de obtener
su pasaporte hasta el año 2023, el llamado ex-preso político Ángel Moya,
esposo de la líder de las Damas de Blanco, la grosera y vulgar Berta
Soler.
Hay
que recordar que Ángel Moya fue sentenciado a 20 años de privación de
libertad en 2003, en el marco de una acción de las autoridades cubanas
contra unos ciudadanos que fueron encarcelados por delitos contra la
seguridad nacional y colaboración con una potencia extranjera y enemiga
con el fin de perjudicar los intereses del Estado cubano.
A
pesar de la gravedad de los citados delitos, entre 2010 y 2011, tras
varios acuerdos entre el gobierno cubano, el gobierno español y la
Iglesia católica, se dio comienzo a un gradual proceso que llevó a
masivas excarcelaciones, incluso de Ángel Moya, bajo licencias
extrapenales, de conformidad con el código penal cubano, lo que no
constituyó –claramente- una extinción de la pena, mas solamente una
conmutación de la misma.
Considerando
todo eso, las autoridades cubanas denegaron el pasaporte a Ángel Moya
por no haber cumplido todavía su sanción, algo que se consideraría
lógico y normal en todos los países del llamado mundo democrático ya que
a ningún ciudadano se les otorgaría un pasaporte para viajar si
hubiesen motivos sustanciales de denegación como sanciones pendientes,
procesos penales o servicio militar obligatorio, entre otras cosas y sin
considerar la fundamental razón de la seguridad nacional.
Aunque
fue por motivos evidentemente razonables y que reflejan el sentido
jurídico común vigente en todos los países del mundo, los medios
internacionales usaron esa ocasión para llevar adelante otra campaña de
difamación y descrédito contra Cuba, un verdadero acto de delincuencia
informativa si se consideran las razones apenas citadas.
Como
siempre en esos casos, el punto de inicio fueron dos mensajes en
twitter. El primero era del mismo Moya quien escribía: “Funcionaria
castrista me comunica que por interés público yo estaba regulado y no me
podían tramitar mi pasaporte”. El segundo, de Yoani Sánchez, decía:
“Estoy feliz y triste: por una lado ya tengo mi documento para viajar,
pero a varios amigos como Ángel Moya no se lo permitirán”. Desde aquí
empezó la ridícula obra de manipulación.
“Yoani
Sánchez recibe pasaporte pero régimen cubano se lo niega a disidente
Moya”, titulaba ElNuevo Herald, y añadía: “Moya afirmó que fue a la
oficina de pasaportes más cercana a su casa de La Habana el miércoles
por la mañana, y preguntó cómo podía solicitar un pasaporte “porque
quería viajar como cualquier ciudadano de cualquier país, tal vez a
España, tal vez a Estados Unidos”. [...]La mujer que lo atendió en el
mostrador tomó su carnet de identidad, consultó una computadora y le
dijo que él no podía recibir un pasaporte ‘porque estaba regulado por
interés público, señaló [...] La palabra ‘regulado’ parece ser una
manera de referirse a un control. La razón del bloqueo, le dijeron, era
que su sanción no había expirado”.
Completamente
contrarios a todo tipo de ética periodística resultaban ser dos
artículos similares desde España. Uno, del diario ABC y el otro de la
web de Televisión Española. El franquista ABC, en términos más
sensacionalistas, titulaba “Cuba entrega un pasaporte a Yoani Sánchez y
se lo niega a Ángel Moya”. Ambos escribían, casi como si no se tratara
de algo establecido por todas las leyes del mundo, que “el Gobierno de
Cuba mantiene algunas limitaciones ya que puede denegar la concesión de
pasaporte por razones de «interés público» o de «seguridad y defensa
nacional», en lo que algunos ven -sobre todo sectores de la disidencia-
como el nuevo «filtro» para limitar salidas al exterior”; y citaban como
ejemplo el caso de Moya: “Precisamente, por razones de «interés
público», el Gobierno ha negado la concesión de pasaporte al opositor y
expreso político Ángel Moya [...]uno de los disidentes del llamado Grupo
de los 75 que fueron condenados durante la ola represiva de la
Primavera Negra de 2003”.
Infobae
titulaba “Pese a la reforma, Cuba no deja viajar a disidentes”. El
portal argentino mentía totalmente al afirmar que “la nueva política
migratoria del régimen cubano sólo contempla excepciones para el llamado
‘capital humano’ de la revolución (médicos, científicos, etc)” y
reproducía unas palabras de Moya citando hasta la Declaración Universal
de los Derechos Humanos para defender su derecho a viajar: “La
Declaración de Derechos Humanos, firmada por el régimen cubano, ya nos
garantiza la libertad para entrar y salir de cualquier país, pero con
esta legislación los Castro sólo le quitaron el apéndice y establecieron
una serie de requisitos. Sólo los ciudadanos que califican pueden
viajar al exterior”.
Durante
años, medios de todo el mundo han reproducido la imagen del cubano que
no tenía permitida la salida de su propio país, del emigrante cubano
como refugiado político que había huido de la Isla-prisión. Ahora que ya
no existen limitaciones, que en realidad eran sólo formales y
burocráticas, queda muy claro que esos medios buscan nuevos pretextos
para poder seguir manipulando la cuestión migratoria cubana. Hasta que
punto este pretexto pueda encontrarse ahora en un verbalmente violento y
grosero criminal, es difícil de entender. Considerando la justificación
en general y, en el caso de especie, la total impresentabilidad de
Moya, les va a resultar bastante complicado plasmar el tópico del
régimen castrista que no deja viajar a sus... delincuentes.
(Fuente: capitulocubano.blogspot.com)
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