quinta-feira, 14 de agosto de 2014

SOBRE LOS “MUCHACHITOS” ENVIADOS A CUBA POR LA USAID



Tirso W. Sáenz
Brasília, DF
14 de agosto de 2014

Desde Brasil, siempre seguimos muy atentamente las noticias sobre lo que está sucediendo en el mundo y, muy en particular en nuestra Patria. Recientemente, nos enteramos por la prensa de que la famosa USAID, de ingrata recordación en la América Latina, envió jóvenes latinoamericanos a Cuba – “our kids in Cuba” (“nuestros muchachitos”), como descaradamente los llamó esa Agencia - en un programa dedicado a promover el cambio de régimen en nuestra Patria con métodos encubiertos.
Esto no es nada nuevo para nosotros. Llevamos más de medio siglo sufriendo  formas diferentes de agresiones del gobierno norteamericano contra nuestra Revolución. No las mencionaremos todas. Son harto conocidas: bloqueo, Playa Girón, terrorismo, etc., etc.; aunque continuaremos denunciándolas. Vamos a dedicarnos al asunto del título.
Este nuevo proyecto subversivo es parte de una llamada “Estrategia de Guerra No Convencional del Pentágono” que ha cobrado protagonismo en los últimos años y que utiliza personal “no calificado” – como lo designa el propio gobierno norteamericano – en operaciones de inteligencia tradicional en las cuales la USAID desempeña un papel destacado. Recuérdese la hipocresía en describir a la USAID, Agencia del Departamento de Estado, como agencia dedicada a financiar labores humanitarias en el mundo.
Vamos un poquito atrás. El compañero Evo Morales, hace algún tiempo,  expulsó a la USAID del país por tratar de desestabilizar al gobierno de Bolivia; Correa, en Ecuador, ha amenazado con expulsar a la USAID de su territorio. En abril pasado, la agencia Associated Press reveló el “Twitter cubano”, conocido como ZunZuneo, con el que el gobierno de Estados Unidos pretendía impulsar -a través de la telefonía móvil- el cambio de régimen en Cuba. Esto fue ampliamente denunciado.
Ahora, todavía más recientemente, Estados Unidos reconoció que envió jóvenes latinoamericanos a Cuba en un programa para promover el cambio de régimen en la Isla, bajo la apariencia de iniciativas cívicas y de salud. Mediante ese programa jóvenes latinoamericanos − bajo la fachada de programas “cívicos” y de “prevención de salud en VIH”− pretendían identificar “liderazgos” entre jóvenes cubanos, reclutarlos, organizarlos y convertirlos en “agentes de cambio” para realizar acciones subversivas y provocar una rebelión en el país.
La existencia de ese programa había sido revelada por un reportaje da la Associated Press (por cierto, nada amiga de Cuba), que indicaba el carácter clandestino de la operación, que tenía por objetivo impulsar la rebelión de sectores jóvenes contra el gobierno de la Isla.
Entre los objetivos a alcanzar por los “agentes viajeros”, como fue informado,  figuraban la búsqueda de información de inteligencia sobre la relación entre la sociedad cubana y su gobierno, el estudio de vulnerabilidades estratégicas y propiciar intercambios de jóvenes cubanos, que recibirían visas de salida para ser capacitados por agentes estadounidenses en el exterior. Bajo la cobertura de la USAID y la contratista Creative Associates International (empresa con sede en Washington), agentes del gobierno estadunidense a cargo de la operación emplearon métodos encubiertos propios de los servicios especiales y de espionaje, entre ellos, vías de comunicación secretas, fachadas y leyendas; el uso de un lenguaje cifrado y códigos de encriptación de la información para ocultar archivos sensibles; medidas de seguridad para intentar burlar a las autoridades, y la preparación psicológica de los emisarios ante la posible detección por la seguridad del Estado cubano.

El portavoz del Departamento de Estado, al ponerse en descubierto las verdaderas finalidades de este programa, declaró que “Hay programas en el mundo orientados a desarrollar una sociedad civil más vibrante y capaz, consistente con los programas mundiales de promoción de la democracia. Y, obviamente, este programa estaba en línea con eso”. ¿Será posible semejante descaro? Si – me respondo. ¿Y, cuándo, no?
Siguiendo las informaciones recibidas, dentro de los propios Estados Unidos, el senador demócrata Patrick Leahy, titular de una comisión que supervisa el presupuesto de la USAID, declaró será “peor que irresponsable” si la agencia “tramó” para inventar una campaña contra el VIH para fines políticos. Por otra parte, InterAction, una alianza de varios grupos de asistencia internacional, dijo que el uso de un grupo contra el VIH para actividades de espionaje es “inaceptable”. Añadió que el gobierno estadounidense, “nunca debería sacrificar el suministro de programas sanitarios o cívicos en favor de objetivos de espionaje”.
Ante tantos desmanes del gobierno estadounidense durante tanto tiempo, uno tiende a preguntarse, como decía aquel famoso bolero: “Hasta cuando, hasta cuando…?” La repuesta nos la dejó my clara el Che:
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
Hay que continuar en la lucha.

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