“[…] a remover, derribar, destruir
el sistema colonialista que aun impera,
barrer con la burocracia,
eliminar los mecanismos superfluos,
extraer los verdaderos
valores e implantar, de acuerdo con las
particularidades de nuestra
idiosincrasia, las modernas corrientes
filosóficas que imperan
actualmente en el mundo;
aspiramos no a poner
parches para salir del paso,
sino a planear concienzuda
y responsablemente la Patria
Nueva […]”
Frank País García
Seria algo más de las 4 de la tarde cuando sonó el teléfono en la sala de
la casa de “los tíos”, María Fernández y
Manolo Céspedes, en el Reparto Sueño en
Santiago de Cuba aquel 30 de Julio de 1957. Estaba cerca y lo descolgué..Oí la
voz apresurada de nuestro jefe del “26 de Julio” Agustín Navarrete, Jorge:
-.¿Quien habla?
-. Es Pepito Cuza. Le contesté.
-.Rápido, ¿Quienes están ahí?
Comencé a decirle: -.Yito, Fernando, Oscar, Ñico… ¡Súbitamente me cortó la relación!
-. Prepárense que los voy a mandar a buscar. ¡Frank esta cercado y lo vamos
a rescatar a tiro limpio!
Inmediatamente les grité a los mencionados, quienes estaban en la cocina después
del largo pasillo que conformaba el patio de la casa y apresuradamente
comenzamos a sacar las armas de sus escondites y alistarlas para la necesaria acción.
Frank y Léster Rodríguez se escondían juntos, pero al marchar este para los
Estados Unidos en misión de obtener armas para abastecer a Fidel y a su
Ejercito Revolucionario en la
Sierra Maestra, era Agustín Navarrete quien estaba con él.
Ambos portaban pistolas y además una “Baby”
Thompson con la que se turnaban de guardia día y noche.
Unos días atrás estando escondidos
en la casa de Clara Elena Ramírez en la calle 8 del Reparto Vista Alegre habían tenido que salir pues Clara Elena en
avanzado estado de gestación se había
puesto muy nerviosa. Frank salio delante
y Navarrete detrás. Cuando montaron en el carro Navarrete le dijo que se le
notaba la pistola que portaba en la cintura por detrás de la cadera a pesar de
tener la camisa por fuera del pantalón. Frank estaba usando una pistola
STAR calibre 38 que unos días antes un
comando revolucionario al mando de Belarmino Castilla había ocupado en casa del
ya fallecido pundonoroso médico militar Capitán Doctor Edmundo Tamayo.
Lamentablemente esa noche se separaron para evitar que ambos jefes
principales de la Organización Revolucionaria no pasaran los mismos
peligros y pudiera ser descabezada la Dirección insurreccional. Navarrete fue
para San Basilio No. 410 y Frank dijo no tener definido para donde iba y que
ya lo llamaría.
Ocultó a los otros dirigentes revolucionarios adonde se escondería, pues se
había analizado que la casa de la familia Pujol San Miguel en San Germán No. 204 esquina al Callejón Capdevila no tenia
condiciones ya que formaba la esquina y no tenia posibilidad de escape por la
parte trasera ni siguiera por los techos de las casas colindantes, y para subir
a la planta alta había que treparse por un tubo de desagüe. La familia era de
una fidelidad a toda prueba, pero la casa a decir de Navarrete, era una ratonera. Frank había estado ahí junto con Navarrete
una noche a principio del mes de julio, y se había sentido muy cariñosamente
atendido, en familia, y quizás eso primó
en su estado de animo en esos días, en que había fracasado el tan
meticulosamente preparado Segundo Frente en la Sierra Cristal, la
bomba debajo de la tribuna del mitin de los esbirros batistianos Alliegro y Masferrer el 30 de junio y la caída en combate en las
calles santiagueras de tres magníficos combatientes: Salvador Pascual, Floro
Vistel y su hermano mas pequeño, Josué, “su niño” de tan solo 19 años.
A todos ocultó donde estaba. Hasta a
Vilma, Coordinadora Provincial en la antigua provincial de Oriente, la llamó pero no le dijo donde estaba.
A pesar de que se sabia muy perseguido y
que como todo combatiente clandestino de cualquier Revolución, con sus días contados, no paraba
de trabajar en aras de fortalecer a los combatientes en la Sierra Maestra y de
extender la lucha revolucionaria por
todo el país. A Haydee Santamaría le había escrito que solo le pedía a la vida
que le diera un mes para poder dejar bien organizado el abastecimiento de hombres, armas y medios materiales a Fidel
y su Ejército Revolucionario y la articulación de planes nacionales de acción y
sabotajes que crearan un clima insurreccional insostenible para la Dictadura.
Además de las grandes responsabilidades que se había echado sobre sus
hombros desde el mismo momento que vio a su patria humillada por el Golpe
Militar del 10 de marzo de 1952, Frank era un joven que deseaba crear una
familia y aunque estuviera todos los días en inminente peligro de quedar en la
historia patria eternamente joven, deseaba contraer matrimonio con su querido
amor, América Domitro Terlabauca, y en esos días de Julio se estaba preparando
la boda en la clandestinidad con la ayuda de otras valerosas combatientes como Graciela Aguiar, quien aquel 30 de Julio
acompañaba a América en la compra de algunas prendas azules, blancas y nuevas para
el mínimo ajuar, cuando en todo Santiago de Cuba se sintieron aquellos disparos
malditos.
Esa tarde Frank estaba despachando con el jefe de Acción de Guantánamo Demetrio
Montseny, Canseco, y con el dirigente
obrero José de la Nuez, Basilio. Estando con ellos le llegó la
información que estaban registrando la zona. Era el método de lucha que estaba empleando
el conocido asesino Teniente Coronel José María Salas Cañizares desde su
llegada a Santiago de Cuba en mayo de ese año, cuando se había ganado el mote
de “Masacre” por el asesinato de los revolucionarios Roberto Lámelas, Joel
Jordan, Salvador González y Orlando Badell. Esa tarde había cercado la zona por
una confidencia dada por Esperanza Paz, amante del batistiano Administrador de la Zona Fiscal Laureano
Ibarra, quien le había informado de
movimientos sospechosos por San German desde Gallo a Rastro.
Cuando Raúl Pujol fue informado por una vecina, Bessie Planas, de que había
un gran despliegue de fuerzas en la zona de su casa, pidió permiso en la ferretería Boix donde
trabajaba y partió de inmediato a su hogar. Al llegar alertó a Frank y a sus acompañantes
y solicitó permiso a los esbirros para que Montseny y De la Nuez salieran en el
carro en que andaban. Montseny trató de que Frank se fuera con ellos, pero este
muy tranquilamente le dijo: “No te preocupes Canseco, yo soy Francisquito Buena Suerte, no me va a pasar nada. Váyanse
tranquilos. Recoge el dinero para que se puedan comprar las armas y el parque que Fidel necesita y tu Basilio sigue reforzando el movimiento
obrero”
Frank le entrego a Eugenia San
Miguel la ametralladora y unos importantes documentos, que fueron escondidos detrás del aparador del
comedor, y ambos hombres salieron para la calle San Germán.
La cantidad de policías, soldados y marineros portando todos ametralladoras y
Carabinas M1 era tremenda. Un soldado con arma larga desde un balcón les dio el
Alto y los mandó a registrar con un
marinero y un policía quienes le
encontraron a Frank la pistola calibre 38 que portaba. Rápidamente se
personaron muchos mas esbirros, todos apuntándolos con sus armas largas
deseosos de asesinar. Los condujeron al Callejón del Muro y los sentaron en un jeep , llamando por la planta de radio
a Salas Cañizares quien acudió de inmediato con su escolta preferida, los
asesinos cabo Basol, Mano
negra, Garay, los Gallo, .
Allí estaba lo peor de la Dictadura
en Santiago de Cuba: el Capitán Bonifacio Haza, los Tenientes Ortiz y Garay, y con ellos Luis Mariano
Randich, quien había sido estudiante de la Escuela Normal para
Maestros, por lo que conocía muy bien a
los estudiantes devenidos en revolucionarios al recrudecerse la lucha contra la Dictadura. Randich
a quien sus compañeros de estudio más de una vez le habían hecho colectas de
dinero para que pudiera continuar sus estudios, olvidando su condición de negro
y pobre, ahora era un vulgar traidor deseoso de obtener prebendas delatando a
sus antiguos condiscípulos y en especial a los hermanos Frank y Agustín País García.
Montseny había alertado a Navarrete y a Vilma de la situación de Frank y Pujol y estos se movilizaban para socorrer a
nuestro jefe en peligro. Así la llamada
a nuestro grupo en la casa de los Céspedes, como a Luis Clerge, quien rápidamente
movilizó a algunos de sus más cercanos compañeros, Romanidy, Carbonell y
Ceferino y armados de una ametralladora, una escopeta recortada y una pistola
Star de ráfagas partieron en un carro tomado a la fuerza para la casa de Raúl
Pujol. Estando ya cerca del lugar sintieron los múltiples disparos conque Salas
Cañizares y sus asesinos daban muerte brutalmente a Frank y a su fiel compañero
de luchas Raúl Pujol.
Mi amiga y compañera de la Lucha Clandestina en Santiago de Cuba, Madeline
Santa Cruz Pacheco, quien vivía en San Germán esquina a Callejón del Muro y vio
todo lo que sucedió desde detrás de una de los ventanales del costado de su
casa que daba para el Callejón, me contó al otro día todo lo sucedido:
“Estaban Frank y Pujol sentados en
el jeep parqueado en San Germán y el Callejón del Muro cuando llegó Salas
Cañizares vociferando y amenazando con su carabina M2 con la culata recortada.
Randich se acercó al jeep y miró a Frank,
le quitó los espejuelos oscuros y al reconocerlo le dijo a Salas:
“¡Coronel este es Frank País, este es Frank País Coronel!
Al oír esto Salas fue al jeep y agarro a Frank por la camisa vociferando
palabras obscenas y con la culata del M2 le golpeó en el pecho. Frank fue dar contra la pared de enfrente,
desfallecido por los salvajes golpes.
Raúl se había bajado del jeep y le gritó a Salas que no lo golpeara y además
le llamó cobarde. Los matones escoltas de Salas golpearon salvajemente a Pujol
que cayó inconsciente en la acera de la Calle San German
adonde fue Salas y le ametralló toda la espalda con una ráfaga larga. Se viró
para donde estaba Frank y le tiró los últimos proyectiles que le quedaban y
mientras colocaba otro cargador le ordenó a Mano Negra, a Basol y a los demás
asesinos que le tiraran a Frank quien cayó boca abajo. Volvió Salas sobre sus
pasos hacia el Callejón del Muro y ametralló en el suelo y por la espalda el
cuerpo inerte de Frank País.”
Al sentir los disparos realizados contra los dos revolucionarios y al aire
para darse valor y meterle miedo a la población,
todo el pueblo salio a la calle presintiendo que algo muy grande había ocurrido.
Sin demora a los hechos se escuchó
por la radio CMKC
santiaguera:
“El Teniente Coronel Salas Cañizares, supervisor de la Policía Nacional
en esta ciudad, declaró a los periodistas que Frank País hizo resistencia al
momento de ser detenido y disparó contra él con una pistola 38 que portaba, por
lo que tuvo que repeler la
agresión. El cadáver de Frank País y de su compañero Raúl
Pujol permanecen en el lugar de los hechos a la espera de la correspondiente
diligencia judicial.”
America y Graciela fueron para la casa de Frank. A los oídos de Doña
Rosario la voz del pueblo había llevado la verdad de la triste noticia ya escuchada
por ella por la radio estando en la oficina de Carmona en Heredia y San Félix y
juntas las tres se encaminaron presurosas a San German y el Callejón del Muro.
En el camino Clerge les confirma la dolorosa realidad. A la prensa se le permitió
tomar fotos de los nuevos mártires de la
Patria…..¡Quizás la Dictadura pensó que nos iba a amedrentar con la muerte de
nuestro querido jefe!
Sus cuerpos sin vida fueron llevaros
al necrocomio del Cementerio de Santa Efigenia, adonde la Dirección del Movimiento
revolucionario comisionó al joven abogado Dr. Jorge Serguera Riverí para que en
compañía de los Reverendos Agustín y
Celestino González reclamarle a Salas
Cañizares la entrega de los cadáveres a
sus familiares…El médico forense, Dr. Prieto, le dijo a Salas Cañizares: “¡Ya
lo mataste, a lo menos entrégale el cuerpo a su madre!”
Doña Rosario, America, Graciela, Marinita Malleuve y Carmona limpian, taponan y visten con su traje blanco el
cadáver de Frank. ..¡22 balazos recibió en su cuerpo Frank País! ¡36 perforaciones le taponeó su madre
adorada!
Vilma comisiono a Clerge a que hablara con Doña Rosario para que les
permitiera velar a Frank en casa de America en Heredia y Clarín:
“Hagan lo que crean mejor. Frank es de ustedes”.- Le contestó la valerosa Doña Rosario.
Navarrete ordena el acuartelamiento de los Grupos de Acción, aunque en
Santiago de Cuba apenas hay armas para poder realizar alguna acción de
envergadura. En mi casa fuimos siete con un revolver 38.
La idea de Vilma, Taras Domitro, Daniel, Navarrete, es movilizar al pueblo
y convertir el sepelio en una vigorosa demostración de repudio a la Tiranía. Desde la
casa de America al cementerio de Santa Efigenia el sepelio atravesaría la parte
mas céntrica de Santiago de Cuba. El pueblo podría demostrarle su respeto y
amor a su hijo mas querido. A quien tanto había luchado contra la Dictadura
desde el mismo 10 de marzo de 1952.
En su pecho se colocó un brazalete del 26 de Julio. Y en la madrugada los
cuatro hermanos Marañón lo vistieron con el uniforme Verde Olivo con una escarapela roja y negra con las Tres Estrellas de
Comandante en Jefe del Ejercito Revolucionario del 26 de Julio. El mismo grado
militar que el de Fidel Castro.
La Resistencia Cívica y el Frente Cívico de Mujeres martianas habían convocado
una manifestación para el 31 de julio con motivo de la anunciada visita del
nuevo Embajador de los Estados Unidos a Santiago de Cuba. Ahora con los
asesinatos de Frank y Pujol la manifestación se convertirá en una combativa demostración
de condena a la Dictadura de Batista, fiel aliado del gobierno yankee que Earl
Smith viene en su representación. Con las
valerosas Gloria Cuadra y Pura Amador al frente, las mujeres santiagueras originarían
una verdadera batalla campal contra Salas Cañizares y sus esbirros. Una
veintena de ellas vilmente golpeadas
serian conducidas a los calabozos del cuartel de la Policía Nacional. Ni
Gloria Cuadra, ni Nuria García, ni Amalia Ross, ni Deborah Algeciras, ni Diana Santamaría,
ni Marcia Céspedes, ni Ania Martínez, ni Maira y Manolita Lavigne, ni otras valerosas
mas podrían asistir al combativo sepelio por estar recluidas en los sótanos del
edificio del Gobierno Provincial en la calle Carnicería
entre Aguilera y Enramadas.
Serian como las dos de la tarde cuando salieron los cortejos. El de Frank
por la calle Heredia
rumbo al Parque Céspedes a unirse con el de Pujol en San Pedro y Heredia y así
por toda la calle San
Pedro ir hasta el Paseo Martí y de ahí para San Pedrito donde
en Santa Efigenia Carlos Manuel de Céspedes, Perucho Figueredo, José Marti, Guillermón
Moncada, José Maceo, Renato Guitar, Abel Santamaría y otros héroes aguardaban la llegada de los
dos últimos caídos por una Patria libre.
Fue una inmensa muchedumbre la que los acompañó. Más de veinte cuadras de
compacta población de todas las capas sociales, credos religiosos, militancia
revolucionaria y política, sexos, color y edades. Banderas cubanas y del 26 de
Julio, flores que caían de todos los balcones, abajo Batista, Vivas a la Revolución,
Libertad o Muerte, el himno Nacional en la garganta de todo un pueblo que
gritaba: ¡Revolución!, ¡Revolución!, ¡Revolución!. ¡Era el reclamo del pueblo
santiaguero que aquel 31 de Julio tomó las calles del heroico Santiago de Cuba!
Los esbirros temerosos se refugiaron en sus cuarteles. El Jefe Militar de
la ciudad, Coronel Cruz Vidal, comenzó a recibir Partes informándole de que en otros pueblos y ciudades de la Provincia de
Oriente se comenzaban a realizar movimientos
populares de solidaridad con la actuación revolucionaria de Santiago de
Cuba por la muerte de Frank País y Raúl
Pujol.
Cerca ya de la entrada al cementerio un grupo de jóvenes se adelantó a colocar todas
las banderas a media asta y otros brazos
extrajeron los féretros y en hombros
fueron conducidos hasta sus últimas moradas
Varios compañeros improvisaron combativos discursos, todos llamando a
continuar la lucha hasta la derrota de la oprobiosa Tiranía.
Los Comercios, las fabricas, las Empresas, todos los Centros de trabajo de
Santiago de Cuba cerraron aquel 31 de Julio en huelga espontánea en protesta
por el vil asesinato de esos hijos tan queridos. La huelga se fue
extendiendo a otros pueblos y ciudades
de la Provincial oriental y como una ola se fue propagando a las demás provincias hasta llegar a las
puertas de la Capital de la Republica. Durante casi una semana el pueblo cubano mantuvo la huelga espontáneamente a
pesar de la represión desatada por las Fuerzas Armadas de la Dictadura….¡Fue
algo verdaderamente extraordinario!
“[…¡¡Que bárbaros! Lo cazaron en la
calle cobardemente, valiéndose de todas las ventajas que disfrutan para
perseguir a un luchador clandestino. ¡Que monstruos! No saben la inteligencia,
el carácter, la integridad que han asesinado.[…]”
Comandante en Jefe del Ejercito Revolucionario 26 de Julio Dr. Fidel Castro
Ruz
Sierra Maestra, 31 de julio de 1957.
Años después al reparar el lavadero de la casa de Eugenia San Miguel y Raúl
Pujol se encontró que un túnel construido en época de la Colonia atravesaba por
debajo de las calles e iba de la Iglesia San Francisco
a la casa de la
familia Pujol San Miguel. ¡Hubiera sido la casa más segura para la lucha
clandestina en Santiago de Cuba!
Contralmirante (R) José Luis Cuza Téllez de Girón.
Capitán del Ejercito Rebelde, Jefe de la Compañía B “Pedro Sotto
Alba”, Columna 19 “José Tey”, Segundo Frente Oriental “Frank País”.
30 de julio de 2014.
“Año 56 de la Revolución”
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