terça-feira, 3 de junho de 2014

 Por Cuba con emisiones periódicas le lleva la información del acontecer internacional relacionado con nuestro país y las batallas que libra por su pueblo y su soberanía; contiene espacios noticiosos y de opinión, seleccionados de medios de prensa internacional o generados desde nuestro país.  ISSN 1819-4044 
Año 12 Número 43 | Fecha 2014-05-23
TITULARES

Opinión
LA INOCENCIA DE GERARDO por Ricardo Alarcón de Quesada
CUBA - ESTADOS UNIDOS: ALGO SE MUEVE por Ángel Guerra Cabrera
¿DE UNIVERSIDAD PARA TODOS A MAL GUSTO PARA TODOS? por Julio Martínez Molina
IRREVERENTE: A YOANI SÁNCHEZ LA CONOCÍ EN PERSONA por Ulupika irreverente
"EN EL CONGO APRENDÍ MUCHO CON EL CHE" por Hedelberto López Blanch


Opinión
LA INOCENCIA DE GERARDO
por Ricardo Alarcón de Quesada
La reunión en Londres de la Comisión Investigadora del caso de los Cinco examinó a fondo la situación específica de Gerardo Hernández Nordelo y la acusación infame (el Cargo 3 “conspiración para cometer asesinato”) presentada sólo contra él y que fundamenta su condena a morir dos veces en prisión. Se le atribuye, calumniosamente, haber participado en el derribo el 24 de febrero de 1996 de dos aeronaves del grupo terrorista autotitulado “Hermanos al Rescate”.

Desde el punto de vista legal para que un Tribunal de Estados Unidos pudiera actuar, el hecho en cuestión tenía que haber sucedido en el espacio aéreo internacional, fuera de la jurisdicción cubana. Caso contrario ninguna Corte norteamericana habría podido abordarlo.

Por eso en el juicio de Miami se discutió bastante la cuestión de la ubicación exacta del incidente, repitiendo lo que antes pasó en el Consejo de Seguridad de la ONU y en la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI). En esas discusiones surgieron siempre las contradicciones entre los radares cubanos y los de Estados Unidos. Sobre los datos norteamericanos, por cierto, habría mucho que escribir, por ejemplo, la demora en entregarlos, varios meses, que obligó a dilatar el trabajo de la OACI y la sospechosa destrucción de algunos registros, todo lo cual consta en el informe de la OACI.

Para tratar de resolver la discrepancia en lo que mostraban los radares, la OACI pidió a Estados Unidos que entregase las imágenes tomadas por sus satélites espaciales, petición que fue rechazada en 1996. Tampoco Washington permitió que las viera el Tribunal de Miami y lleva mucho tiempo oponiéndose a las repetidas solicitudes del Centro para el Derecho Constitucional y los Derechos Humanos de California y litiga ante las Cortes de ese Estado en su afán de mantener ocultas las imágenes. Pronto se cumplirán veinte años de obstinada censura.

Sólo Estados Unidos ha podido examinar lo que filmaron sus satélites, pero no permite que lo haga nadie más. Ni el Consejo de Seguridad de la ONU, ni la OACI, ni los tribunales norteamericanos. ¿Por qué?

Sólo puede haber una respuesta. Washington sabe que el incidente ocurrió dentro del mar territorial cubano, muy cerca del litoral habanero y en consecuencia, jurídicamente, nunca tuvo jurisdicción alguna sobre él. Porque las imágenes satelitales son prueba irrefutable de la mentira yanqui nadie más que las autoridades estadounidenses podrá verlas nunca.

Pero no se trata de que las imágenes exculpen a Gerardo. No eran necesarias porque para condenarlo la Fiscalía tenía que demostrar que él, personalmente, había participado en el incidente, algo totalmente absurdo, imposible de sostener, independientemente del lugar donde hubiera ocurrido el derribo de las aeronaves invasoras. El problema era y es para Washington.

Porque las imágenes prueban que Estados Unidos, sus autoridades y sus tribunales no tenían derecho alguno para juzgar un acontecimiento ocurrido más allá de su jurisdicción territorial. Debe destacarse que, según los radares norteamericanos, los aviones volaban, siempre juntos, rumbo sur y uno de ellos, al menos, conforme a su propia versión, había penetrado el territorio cubano. Incluso, si se aceptase la teoría estadounidense sobre la ubicación de los aviones, estos se hallaban en las inmediaciones de la capital cubana, muy cerca de su parte central y más poblada y en pocos minutos la habrían sobrevolado y hubieran podido atravesar la isla hasta la costa meridional.

No fue algo acontecido en la cercanía del espacio norteamericano, sino mucho más abajo del paralelo 24 que marca la separación entre las zonas de supervisión aérea de ambos países. Fue ahí, dentro del área bajo control cubano, que transcurrió buena parte del vuelo, siempre rumbo sur, hacia La Habana y desoyendo las indicaciones y advertencias emitidas por el centro de control de tráfico aéreo de nuestro país.

Pero, en todo caso, Gerardo no tuvo absolutamente nada que ver con el hecho, en cualquier lugar en que este ocurriese. Y eso lo sabían perfectamente las autoridades norteamericanas.

Según el Acta Acusatoria de septiembre de 1998, el FBI había identificado a Gerardo, conocía la misión que desempeñaba y revisaba sus comunicaciones con Cuba desde 1994, más de dos años antes de aquel suceso que agravó sensiblemente la situación entre ambos países. Las turbas de la mafia batistiano-terrorista llamaban entonces a la guerra en las calles de Miami, mientras, según escribió el Presidente Clinton en sus Memorias, en la Casa Blanca discutían un posible bombardeo a Cuba y él optó por promulgar la Ley Helms-Burton acompañada de amenazas belicosas. ¿Puede alguien imaginar que no habrían hecho nada contra Gerardo si él hubiese sido culpable? Nada hicieron, precisamente, porque les constaba su inocencia.

Por eso tampoco lo inculparon cuando fue detenido, junto a sus compañeros en septiembre de 1998. En la acusación inicial no se dice una palabra sobre lo ocurrido el 24 de febrero del 96, ni se habla de derribo de aeronaves o algo parecido. No lo hicieron porque el FBI, que poseía y había leído los mensajes entre Gerardo y La Habana, sabía que era inocente.

El Cargo 3 (“conspiración para cometer asesinato”) fue formulado, sólo contra Gerardo, más de siete meses después del arresto de los Cinco cuando ellos permanecían en confinamiento solitario –el infame “Hueco”- aislados del mundo, imposibilitados de defenderse. Para hacerlo la Fiscalía presentó una Segunda Acta Acusatoria que, y así lo registró la prensa de Miami, fue elaborada en reuniones que abiertamente celebraron el FBI, la Fiscalía y jefes de grupos terroristas.

Era una acusación arbitraria, fabricada de pies a cabeza, con el único propósito de complacer a los criminales, inflamar el odio contra Gerardo y sus compañeros y garantizar de antemano las peores, ilegales y más irracionales condenas. El Cargo 3 fue el centro de la desaforada y vulgar campaña mediática promovida y financiada por el Gobierno Federal, con su presupuesto, que cayó como un tsunami de mentiras, sobre una comunidad inerme y paralizada por el terror –cinco artículos por día en los periódicos impresos, incesantes comentarios, día y noche, en la radio y la televisión locales –conformando lo que justamente el panel de jueces de la Corte de Apelaciones, en 2005, calificó como una “tormenta perfecta” de odio, prejuicios y hostilidad.

Gran parte del juicio giró alrededor del Cargo 3. Dentro y fuera de la sala del tribunal, individuos vinculados a “Hermanos al Rescate” alborotaban y hacían declaraciones estridentes que amplificaban los medios locales. Ellos y los “periodistas” pagados por el Gobierno perseguían y asediaban a los miembros del jurado quienes se quejaron a la jueza y ella, por su parte, varias veces también se quejó al Gobierno, por supuesto, sin resultado alguno.

En la sala del Tribunal, pese a todo, el infundio de la Fiscalía fue derrotado. Los acusadores, tan eficaces insuflando odio y prejuicios contra él, no pudieron presentar una sola prueba para vincular a Gerardo con los sucesos del 24 de febrero. Nada.

Tan contundente y obvia fue la derrota que el Gobierno hizo algo totalmente inusitado. Al final de las discusiones, cuando la jueza iba a dictar las instrucciones para guiar al jurado a la hora de emitir su veredicto, los fiscales se opusieron sorpresivamente al texto que, ajustado palabra por palabra al Acta Acusatoria, ella había preparado. Propusieron cambiarlo radicalmente. La Magistrada, con buenas razones, no aceptó la petición alegando que habían empleado siete meses discutiendo esa acusación fiscal y era ya demasiado tarde para modificarla. Ese mismo día la Fiscalía se precipitó a hacer algo aun más insólito: en una acción que reconoció “carecía de precedentes” recurrió ante la Corte de Apelaciones con una “moción de emergencia” buscando paralizar la decisión del tribunal inferior e incluso la posposición del proceso.

En el extraño documento la Fiscalía sostuvo que “a la luz de las evidencias presentadas en el juicio las instrucciones presentadas por la jueza constituyen un obstáculo insuperable para esta Fiscalía y pueden conducir al fracaso de la acusación en este Cargo”.

Debe subrayarse que, según un principio universal de Derecho, toda persona es inocente salvo que se demuestre lo contrario y que es obligación del acusador presentar las pruebas o evidencias necesarias para demostrar la culpabilidad del acusado. La Fiscalía encaraba ciertamente “un obstáculo insuperable” por la sencilla razón de que no podía mostrar prueba alguna contra Gerardo, simplemente porque estas no existen, ni pueden existir. Carecían de cualquier prueba contra él y peor aún, sabían, pues poseían todos sus intercambios con La Habana desde hacía varios años –incluso años antes del incidente de las avionetas-, que él no había tenido relación alguna con ese hecho. En otras palabras, cuando presentó su Segunda Acta Acusatoria la Fiscalía conocía cabalmente que estaba acusando a un inocente y en consecuencia, prevaricaba imperdonable y groseramente.

El Cargo 3 fue una grave violación a la Constitución y las leyes y también a la obligación legal y hasta profesional de los fiscales. Actuaron, mano a mano con el FBI de Miami, como agentes y cómplices de una mafia terrorista que ellos debían combatir y en realidad la sirvieron con docilidad escandalosa.

La Corte de Apelaciones tampoco aceptó la tardía solicitud fiscal y a partir de ahí se produjeron acontecimientos que serían sorprendentes si no se tratase de un caso que, de principio a fin, ha sido y es un escarnio mayúsculo a la justicia.

Rápidamente, sin expresar duda alguna, sin hacer preguntas, en unas pocas horas, el Jurado declaró culpables a los Cinco de todos y cada uno de los Cargos formulados contra ellos, incluyendo el Cargo 3, sin importarle a nadie que respecto al mismo la Fiscalía había admitido su fracaso y se había empeñado por retirarlo.

Al concluir el juicio, en la primera semana de junio de 2001, la jueza anunció que dictaría las sentencias a mediados de septiembre. El abominable acto terrorista del día 11 de ese mismo mes y año al parecer la hizo cambiar de opinión. Ni ella ni el Gobierno se sentirían cómodos penalizando brutalmente a unos héroes antiterroristas mientras W. Bush se lanzaba, gozoso y con gran fanfarria, a hacerle la “guerra al terrorismo” a todo lo largo y ancho del planeta. Esperaron tres meses más.

Finalmente, el 14 de diciembre de 2001, Gerardo fue sentenciado a dos cadenas perpetuas más 15 años.

Todos, en la sala del Tribunal, sabían que castigaban a un inocente.
Fuente: Rebelión
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CUBA - ESTADOS UNIDOS: ALGO SE MUEVE
por Ángel Guerra Cabrera
Prominentes personalidades de la élite estadunidense han dirigido una carta al presidente Obama en la que solicitan un replanteo de las relaciones Cuba-Estados Unidos. Hecho inédito, la firman 44 ex altos funcionarios del gobierno, incluyendo muy importantes jefes militares en retiro, varios ex subsecretarios de Estado y ex secretarios de las administraciones de Bush padre e hijo, así como de Obama, y algunos pesos pesados de los negocios, como George Weiksner, vicepresidente del banco Credit Suisse, el azucarero Andrés Fanjul y el magnate de origen venezolano Gustavo Cisneros.

La misiva es endosada por el halcón John Negroponte, ex jefe de Seguridad Nacional de la administración de George W. Bush, y por Moisés Naím, una de las más ponzoñosas plumas antilatinoamericanas en activo.

Aunque no pida el levantamiento del bloqueo ni que Cuba sea excluida de la ridícula lista de países que apoyan el terrorismo, evidencia un consenso bipartidista sobre el rotundo fracaso de la medida punitiva para derrocar a la Revolución Cubana.

La carta reconoce tácitamente la profundidad del proceso de cambios en la economía de Cuba y en ese sentido va en la dirección correcta. 

Obama, constata, flexibilizó el envío de remesas, los viajes familiares y las oportunidades –bastante restrictivas, por cierto- para que los estadunidenses visiten la isla, medidas que permitieron “contactos directos” entre los ciudadanos de ambos países y “han empoderado a la sociedad civil cubana”. Pero aduce que ahora tiene una oportunidad “sin precedentes” para ampliar esas medidas cuando la opinión pública estadunidense (más aún la cubanoestadunidense, añado) apoya mayoritariamente la normalización de relaciones con Cuba como demuestra una encuesta publicada en febrero(http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/11/actualidad/1392077891_801685.html).

Sin embargo, advierte que el tiempo cuenta, que esta “ventana de oportunidad” puede no estar abierta por tiempo indefinido y señalando que en la actual coyuntura no es posible esperar cambios hacia Cuba desde el Legislativo urge a Obama a eludirlo y actuar con sus atribuciones ejecutivas; entre paréntesis, no son pocas.

Obama, luego de prometer un “nuevo comienzo” con Cuba y levantar grandes expectativas ha paralizado sus tibias acciones del primer mandato para flexibilizar el bloqueo. Supuestamente, la muy merecida condena a prisión en la isla del contratista estadunidense Alan Gross es la causante del inmovilismo de la Casa Blanca. Sin embargo, esta no se da por enterada de los tres cubanos antiterroristas que mantiene tras las rejas. Un hecho totalmente injusto, además de la falta total de ética con que el FBI se aprovechó para apresarlos de las pruebas aportadas por Cuba con muy buena fe sobre las actividades terroristas desde Miami, ahora renovadas. Sin un arreglo simultáneo y mutuamente convenido de esta situación humanitaria no es posible avanzar hacia una normalización de relaciones.

“Estados Unidos se encuentra cada vez más aislado internacionalmente en su política hacia Cuba”, advierten los firmantes de la carta. Y es que a los tanques pensantes del sistema imperialista estadunidense no se les escapa el unánime espaldarazo latino-caribeño recibido por Cuba con su elección a la presidencia pro tempore de Celac y la celebración de la cumbre de la organización en La Habana, el fluido dialogo relanzado por la Unión Europea con la isla así como el alto aprecio de que goza en los foros internacionales. Como tampoco subestiman el constante incremento de las relaciones de Cuba con Rusia y China y el ostensible respeto hacia ella de ambas potencias, A la vez, que Estados Unidos no puede aspirar a una relación medianamente civilizada con América Latina mientras no comience a mostrar un cambio de su arrogancia en el trato hacia Cuba. Es imposible imaginar una cumbre de las Américas sin la presencia de Cuba y queda un año aproximadamente para que Washington lo digiera.

Pero como si no hubiera en Cuba una Revolución en el poder, la misiva propone sin recato aprovechar al incipiente sector privado creado por el proceso de actualización cubano como base de apoyo social para la política de Estados Unidos de instauración del capitalismo en Cuba. Esperemos la respuesta de La Habana seguros de que no habrá imposiciones imperialistas aunque sí disposición inteligente al diálogo.

No habrá otro camino en Cuba que el decidido por el pueblo cubano. Que a nadie le quepa duda.
Fuente: La Jornada
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¿DE UNIVERSIDAD PARA TODOS A MAL GUSTO PARA TODOS?
por Julio Martínez Molina
Todas las partes de Chucky le dieron menos pesadillas al redactor que ese muñeco-jarrón el cual hace las de pórtico de la cienfueguera tienda Casa Mimbre. No obstante, venció el miedo a la figurita de casi 100 CUC y capturó la referida foto, antes de estampar la vuelta en círculo a la primera planta de la instalación y tomar luego otras instantáneas de budas cubiertos con alfombras, gatitas con hidrocefalia, cocineros en forma de reloj, muñequitas encostradas en uvas/caracolas o junto a canes, muñequitas nórdicas con ceniceros anexados, relojes con casitas: expresión concreta del más explícito kitsch o estética del mal gusto.

Ya en este punto el periodista debió interrumpir su tarea, pese a no molestar a nadie y realizar las fotos con una diminuta cámara sin flash, puesto que una dependiente lo invitó amablemente a cesar las fotografías “porque aquí no se puede”. Justo en dicho momento le iba a poner la guinda al pavo, al tomar las fotos de otro grupo de muñecones centenarios, bastante parecidos al primero, ubicados en la misma entrada: en el espacio donde antes estuvieron enormes búcaros, mastines o tigres, exponentes del extemporáneo y, en cierto modo paradójico, mal gusto imperante en el sistema comercial de la nación. Sí, a ver, esta tienda (mcdonalizada, una habla por la mayoría del país) es cuanto en Cine se llama mcguffin, en Política pretexto, y en Periodismo pie o base temática. Este texto extravasa, por mucho, el nada determinante contexto físico de una unidad comercializadora, e incluso su conjunto, en tanto el asunto observa amplificaciones e interrelaciones disímiles a escalas más generales, las cuales abordaremos una vez definidos los rostros del kitsch.

Se trata el citado de un término muy veterano, acuñado por comerciantes muniquenses de mediados del siglo XIX, en pos de calificar “el material artístico barato”. Algunos autores sostienen que el vocablo alemán toma origen de la palabra inglesa sketch: “diseño”, “esbozo”, “bosquejo”, “boceto”, “croquis”, mal pronunciada por los artistas de Munich y aplicada a esas imágenes baratas compradas como souvenirs por los turistas angloamericanos. Otra interpretación sugiere su raíz del verbo germano verkitschen, que significa “fabricar barato”. También se le asocia con la voz kitschen, la cual en el sudoeste de Alemania alude a “recoger basura de la calle y también hacer muebles nuevos a partir de los viejos”, como recuerda el ensayo La cara kitsch de la modernidad (Universidad Austral de Chile).

Según el citado texto, las paradojas estéticas envueltas en la esencia de kitsch se vinculan con el concepto español de cursi o el francés de camelote o style pompier en inglés; en hebreo schlock o schmaltz; poshlust en ruso. Es en la primera parte del siglo XX cuando más se relaciona con la noción de inadecuación estética. En 1939, el crítico de arte Clement Greenberg considera en su ensayo Vanguardia y Kitsch que este último está promovido por el propio capitalismo, para fomentar el consumo pero no las inquietudes culturales. Dicha experiencia sustitutiva y falsa sensación, presentado como un nuevo arte, un nuevo movimiento, en realidad fue, es y será una degradación del mismo arte, manifiesta. En tanto hecho imitativo no produce ningún acto formativo nuevo, pues su objetivo es satisfacer impulsos. Este pensar sólo en lo “bello” le confiere un no sé que de falso, bajo el cual se intuye un “mal ético”, propugnaba el texto Kitsch y arte de tendencia (Hermann Broch, 1933), a cuyo juicio quien lo produjera era un “ser éticamente abyecto”.

La tiendecita de los horrores
La rana-hoja lacustre, el caballo-cofre y el elefante-aditamento no identificado, todos al precio de 94.75 CUC, que croan, relinchan o barritan de dolor en el umbral de la tienda cienfueguera Eureka hablan —entre otros productos— del espeluznante mal gusto de la red comercial cubana. La galería expendedora de la nación constituye una suerte de Las Vegas pequeña, “navaja suiza” o tiendecita de los horrores de tapices con felinos, objetos polimórficos multifuncionales, asientos con forma de zapato, enanitos de jardín, lámparas-linternas-cajas de música e infinidad de artículos representativos del objeto kitsch en estado puro.

En vistas de que buena parte de los estudios próximos más fundamentados alrededor del tema no han sido publicados en Cuba, y los interesados en el mismo solo hemos podido agenciárnoslos vía digital, sugeriría al lector motivado en profundizar sobre el asunto el análisis del ensayo El Kitsch: fenomenología, fisonomía y pronóstico (Editorial Arte y Literatura, 1989), del filósofo y profesor de Estética búlgaro, Iván Slávov, entre lo más digno sobre el tema aparecido aquí. El teórico recuerda, por ejemplo, “que son kitsch los objetos cuya forma, tamaño y material no responden al objetivo para el cual se concibieron. Verbigracia, un vaso para beber cerveza con la forma de la cabeza de Bismarck, un molinillo de café que asemeja a la torre de Eiffel, etcétera”.

Además de su carácter sucedáneo y de adaptación homologadora, el kitsch, aplicado a este tipo de objetos, se caracteriza por su función tranquilizadora (si tengo esta imagen tan chula de una mulatita folclórica for export en casa, ¿por qué diantres debo preocuparme por saber quién fue Carlos Enríquez?) Matei Calinescu (Kitsch, cinco caras de la modernidad, 1991), lo expresaría así: “su vago poder alucinógeno, su espuria ensoñación, su promesa de una fácil catarsis”.

Otros signos suyos serían el recargamiento, la exageración, acumulación, frenesí, hedonismo, liviandad, desvirtuación, incongruencia, pomposidad, cultura de mosaico, fatuidad, melifluidad, hipocresía, sentimentalismo, ausencia de sentido, repetición o estereotipia. Amén de los anteriores, existen otros elementos identificadores de cuándo un objeto “artístico”, o de otra índole, resulta kitsch. Entre sus morfemas básicos, Abraham Moles consigna en su controvertido pero no por ello menos interesante Le kitsch: l´art du bonheur (París, 1971), la desproporción de las dimensiones respecto al objeto representado, oscilante del gigantismo al miniaturismo. Esto explica el batracio gigante de Eureka y la pequeña minina cabezona de Casa Mimbre.

En el igual de polémico, más de necesaria lectura, Apocalípticos e integrados, Umberto Eco —a cuyo juicio, el mal gusto, en arte, es la “prefabricación e imposición del efecto”— sostiene que “el kitsch puede ser definido como una forma de desmedida, de falso organicismo contextual, y por ello, como mentira, como fraude perpetrado no a nivel de los contenidos, sino al de la propia forma de la comunicación (…) es aquello que se nos parece como algo consumido; que llega a las masas o al público medio porque ha sido consumido; y que se consume (y, en consecuencia, se depaupera) precisamente porque el uso a que ha estado sometido por un gran número de consumidores ha acelerado e intensificado su desgaste”. Eco fundamentaría la propagación comercial del producto en la existencia de una categoría de operadores culturales que producen para las masas, utilizando en realidad a las masas para fines de propio lucro en lugar de ofrecerles realizaciones de experiencia crítica.

Las resignificaciones a partir de asunciones re-creativas o cosmovisiones lúdico-regeneradoras de lo kitsch, de Warhol a Almodóvar, por supuesto, no vienen a cuento en la línea de flotación e interés temático de este material.

La ineludible educación estética
 
Son oprobiosos, desde el punto de vista estético, los cuadros vendidos en el entramado comercial de la nación. Lo más sensato que los cubanos hemos podido apreciar en las tiendas recaudadoras de divisas luego de la despenalización del dólar fueron algunas, no todas y ni siquiera la mayoría, de aquellas reproducciones de arte universal o nacional colgantes en las dependencias de Artex, hoy día en fase total de extinción. Con tales copias en serie, enmarcadas en marquitos de diez u once CUC, había que conformarse, pues está claro que adquirir un original en cualquier galería, museo, recinto ferial o en la misma casa del creador, resulta punto menos que imposible para la población criolla dentro de un país donde los coleccionistas privados no superan el centenar, dada la inequivalencia abismal entre los precios fijados por el artista y el débil poder adquisitivo promedio local. Pero ese es otro tema. El de nuestro artículo es el del mal gusto.

Perogrullo me mandaría a fotografiar, pero el antídoto al veneno del mal gusto es la Educación Estética; no hay otro. Solo mediante ella se neutraliza el poder de la cobra. El primer paso del camino para agenciársela consiste en leer: no exactamente de arte en los momentos preliminares; de todo, ficción de cualquier parte y todas las épocas/géneros, antes de llegar a los nombres o corrientes imprescindibles, antesala de los ensayos teóricos sobre las manifestaciones culturales. No existirá entendimiento alguno, de nada, sin lectura. A la par, se precisa robustecer el conocimiento de forma integral, viendo, escuchando, asimilando e incorporando —desde una posición interpretativa al inicio y más tarde crítica—, cine, teleseries, música, danza, arte en los museos y espacios galerísticos; también visitar epicentros expositivos, asistir a conciertos o puestas, participar en recorridos histórico-culturales.

Todo ello irá conformando una sensibilidad estética en la persona, la cual, en determinado grado ulterior de desarrollo (marcado en última instancia por el afán personal de superación), se convertirá en espíritu cultivado; por ende dotado de las herramientas valorativas necesarias como para que se le prenda un foco rojo en el encéfalo no más advierta el mal gusto a kilómetros.

Tamaña materialización personal no marcha en relación de férrea dependencia con el universo laboral o entorno social del interesado. En primer caso, reitero, atraviesa por el deseo, la ambición y la visión del ser humano. Universo, perfil y escuela ayudan, pero a la larga no definen.

Valladares en el camino a esa educación estética

Lo anterior no apuntaría hacia la inexistencia de valladares en la consecución del sano propósito (los hay y bastantes), como tampoco invalida la función formativo-gnoseológica del sistema educativo, en cada una de las enseñanzas. Pese a poseer Cuba una de las más sobresalientes educaciones públicas del planeta, no sería sustentable un planteamiento mío proclive a glorificar la educación estética del alumnado nacional, comarca en la cual existen grandes lagunas a llenar. La esfera representa la Cenicienta de nuestras clases y no siempre es impartida por las personas indicadas, salvo en carreras puntuales de la familia de las Humanidades dentro de la educación superior, o en las escuelas de arte.

El mecanismo editorial del país precisa de muchos más volúmenes de crítica de arte o historia de la estética y sacar a flote a los grandes pensadores del último cuarto de siglo, virtualmente ignorados aquí. Los entes decisores de dicho aparato, a escala nacional o territorial, no pueden blandir la justificación mercantilista de que algunos de estos materiales “no tienen salida”, bajo la cual esconden la mala gestión de venta o la escasa promoción de los títulos.

Los medios de prensa masivos (no especializados) desarrollan una labor insuficiente en sus segmentos culturales, dominados por lo informativo-referativo, sin tiempo, líneas, interés o visión para la valoración crítica. Las obras de nuestros artistas plásticos, los discos de nuestros músicos, los libros de nuestros escritores no reciben el inherente comentario, salvo excepciones. Menos los creadores del exterior. Hace pocas semanas falleció, de forma tan temprana como lastimosa, Philip Seymour Hoffman, considerado, sin exageración, el mejor actor de su generación en el planeta. Fue un domingo. Ni el lunes, ni el martes ni nunca la prensa nacional publicó nada. No hablo de un quimérico artículo de fondo-obituario; ni siquiera la esquelita de un párrafo.

Grandes novelas o libros de cuentos de autores de este país no han recibido una mísera reseña en los periódicos. La crítica de música es prácticamente inexistente en los medios masivos. La mejor sonoridad cubana —de todos los tiempos pero sobre todo del actual— es reproducida en discos compactos y comercializada a un precio que satisface al cliente extranjero pero no al local, dado su carestía desde el entendido de la menguada solvencia patria.

Luego de elaborar este artículo, el primer vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel, reflexionaba sobre el asunto, en entrevista publicada por el portal Cubaperiodistas: “Prácticamente lo que hacemos es una descripción y no una crítica sobre los principales acontecimientos culturales”. Así es. El apoyo en el cimiento de una Educación Estética por parte de la televisión, ese medio de tanto poder, resulta harto limitado. En ciertos casos, en vez de contribuir a forjar el espíritu cultivado del cual hablábamos en la anterior parte, cuanto hace es meterlo dos metros bajo tierra. Los programas musicales juveniles y otros, son globalizadamente vacuos. No es casual que se prefiera lo que se prefiere en buena parte del receptor, con semejantes selecciones (y comentarios de los presentadores: rayan la pesadilla, por desinformados, acríticos, mendaces, ligths). Con programadores semejantes en la División Musical, ni la National Endowment for Democracy, la USAID o People in Need necesitan hacer demasiado aquí.

¿Reguetón, alcohol y machete?

Comprendo que le resulte difícil a un joven interesarse por la verdadera buena música producida hoy día en EUA, América Latina, el Caribe, África, Europa y Asia (existe una producción alternativa fabulosa, desconocida en Cuba solo porque es mucho más fácil el mimetismo y nadie se digna a “bajarla” para ponerla en cualquier espacio audiovisual), si está entre la espada y la pared. La televisión, sin criterio propio, reproduce —facilismo tan abierto que hiede— las listas mercantilistas aupadas por los grandes conglomerados disqueros o emporios musicales; mientras, en el 90 % de las memorias flash u otros dispositivos se carga lo que viene cada semana en el “paquete”.Anotar que “lo escogido” en Música dentro del paquete es de recoge y vete, ahórcate que se acabó el camino. Su selección semanal cubana resulta malsana e hirientemente mala. Salvo algún numerito “colao”, jamás estará representado allí el trabajo de nuestros principales creadores de la trova, los cantautores, lo mejor del pop, la fusión. Es la cárcel del reguetón, charangadas salseras y pop maluchero con videos de machistas alfas rodeados de jovencitas ¿drogadas?,compitiendo por romperles la portañuela. Ignaras muchachitas. Ni idea tienen que, prostituyendo su dignidad en esas poses serviles, echan por el caño siglos de lucha de su sexo.

Alguien comentaba hace poco en la calle: “Pero es que son los tiempos del reguetón, el alcohol y el machete”. Si aceptamos eso, entonces sí estemos dispuestos a olvidarnos de todo. Ruanda 1994; matémonos ya. El mal gusto (en tanto consecuencia del escaso grado de desarrollo de la educación estética, derivado a su vez de una limitada cultura artística e integral, cuyos muñones impiden formar la mano de ese concepto propio huraño a la copia) ha invadido este país. Y no solo las tiendas, arribas aludidas. Incidió, en márgenes dignos de la mayor atención social, en el imaginario turístico, la decoración interior hogareña e institucional, los hábitos de vestir, los pelados —es la primera vez en la historia que ciertos cortes de cabellos provocan no ya vergüenza ajena sino hilaridad antes de que la perspectiva del tiempo sea la encargada de ponerlos en sus sitios caricaturescos, cual suele ocurrir siempre— y hasta los mismísimos autos llenos de marcas de tenis o banderitas mundiales: expresión soberbia del kitsch sobre ruedas. Y dentro de las reproductoras de parte insolente de dichos vehículos el consabido kim kim kim kim, kom kom kom kom (los tambores de Kong, que le llamo); e igual en los barrios, sin importar nada ni nadie, ni hora.

El mal gusto, también, se ha hecho amigo del DVD o el puerto USB de casa y, cual ángel exterminador buñueliano, no puede salir del espacio hospedero. Lo mismo, en celulares, audífonos, computadoras. Cuando ese mal gusto (combinado con su inmanente vulgaridad y la falta de civismo) se convierte en un modo de vida, cuando llega a formar parte del status quo, las visiones se alteran. Adquiere un pernicioso poder de influencia que llega a captar, incluso, por efecto de bola de nieve, hasta justos junto a pecadores. Porque el primero se pregunta, como la mujer abandonada por el hombre querido: “¿y qué tengo yo?”.

Nada, mi amigo, siga firme; no tiene ningún problema, ni está equivocado. Dudas y pruebas andan con los buenos desde los tiempos del Antiguo y el Nuevo Testamento. En ti, en tus enseñanzas a quienes te habrán de suceder, radica la esperanza. (Me tildarán de personalista, coelhiano y hasta kitsch, ¡culmen del colmo!, pero el camino del Saber no lo abre nadie más que uno mismo). Ayuda a ese nieto, ábrele aquel libro, ponle un buen disco, muéstrale ese lienzo, invítale a ver más allá. ¡Amén! Cultura, Educación Estética, Instrucción, Sensibilidad, Espiritualidad: el pentágono redentor. Son los cincos dioses a rezarle, para salir del atolladero.
Fuente: El Caimán Barbudo
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IRREVERENTE: A YOANI SÁNCHEZ LA CONOCÍ EN PERSONA
por Ulupika irreverente
El jueves 16 de mayo de 2013 la vi en Ginebra, Suiza, en el Graduate Institute Student Association (GISA). En una sala medio vacía, unas 40 personas esperábamos que comience su “discurso”. Yoani estaba allí, sentada mirando al público, escudriñando. Con su Look ethnic-trend: túnica fina, alpargatas de marca, falda floreada al puro estilo hippy, su sílfide figura, excelente contextura que encaja con lo “chic” occidental, su larga cabellera cual virgen de pueblo, me impresionó, me impresionó su mediocridad. Pero me impresionó más su capacidad de manipulación y de servirse de cualquier argumento o pregunta para volcarla a su favor con ejemplos risibles. Con ella, imposible intercambiar ideas, argumentos inteligentes y sinceros, con tamaña marrullera, ¡a jugar en su territorio! 

Resumo su pobre intervención: Se considera una ciudadana, más que bloguera, más que filóloga. Ha hecho yoga y Tai Chi para sobrellevar la imposición de silencio mediante la estructura política de “ese régimen”, una estrategia de escapismo contra el temor y la parálisis, una introspección que dijo haber necesitado hacer para contrarrestar la imposibilidad de expresarse en Cuba. No pudiendo aguantar más, creó su blog que exorcizó y le rebeló su condición de “heroína” de la libertad y de la democracia, teniendo a la tecnología como arma de liberación. Sus traductores “voluntarios” y sus muchos amigos la aman. Nos mostró, con ilustraciones pre-escolares,  como “tweetear” a ciegas mediante SMS. Nos dio la célebre receta del Picadillo con carne, pero sin carne, incluso explicándonos como sacar las fibras de la cáscara de plátano macho con un tenedor (creo que voy a incorporar esa receta a mis archivos gastronómicos). También dijo que se tendría que alzar un monumento a la “memoria Flash” pues gracias a ese pequeño objeto se podrá logar la “libertad”. También nos informó sobre los interesantes artículos que escribe en su blog, con la rúbrica de “Crónicas cotidianas” y entre los últimos está: “la dificultad que encuentran las mujeres cubanas para adquirir una máquina de lavar”. También habló sobre las dificultades que debe enfrentar cada día el pueblo cubano, lo raro es que no hizo ningún comentario sobre el bloqueo criminal como el  origen de ese sufrimiento. En fin, es muy hábil,  solapada, manipuladora y muy astuta.

Durante las dos primeras rondas de preguntas, me di cuenta que Yoani había desarrollado una capacidad estratégica de evasión y de manipulación para victimizarse, que cualquier cuestionamiento molesto (financiamiento de su gira, relaciones con agentes de la CIA, embajadas conspiradoras, premios otorgados, bloqueo, cables de Wikileaks, etc.) los volcaba a su favor, ilustrando siempre con sus dibujitos y cifras para descerebrados, sus gastos, su inocente labor, su compromiso con la libertad y  bla, bla, bla.

Como había pedido la palabra, me tocó hablar y decidí jugar con sus cartas y su baraja. Le dije que la había escuchado con mucha atención y que había tomado nota de su “ponencia” y que había un par de cosas que me llamaron la atención: me referí a la genialidad de haber hecho yoga y Thai Chi, al final de cuentas el yoga es guay! (Hubo risas en el público). También le hablé de mi necesidad de hacer un ejercicio intelectual para comprender su crónica cotidiana sobre la dificultad de obtener una máquina de lavar en Cuba, desde mi lectura como boliviana, y Latinoamericana y también a partir de mi vida cómoda en Suiza, de lo lejos que está la mayoría de las mujeres bolivianas de saber siquiera que existe una aparato para lavar ropa y menos de tenerlo! Y que el tema de su artículo me parecía de una extrema ridiculez dada las condiciones en las que vive la mayoría de la población de nuestra América Latina. Quería seguir hablando pero el moderador, en un pulido inglés, me pidió que fuera al grano y preguntara. No me quedo otra que acatar el clamoroso pedido del defensor de una mujer víctima de ataques sarcásticos. Para que no piense que me estaba burlando de ella, le dije que admiraba mucho a las mujeres luchadoras y que como ella decía luchar por los derechos humanos, me gustaría saber cuál era su posición y opinión sobre las políticas de Israel contra Palestina.

Empezó a hablar. La sentí desestabilizada, pero muy controlada, aspiraba y expiraba profundamente, un rictus nervioso adornaba su rostro de “Mater Dolorosa”.

Dijo que su crónica cotidiana sobre “la dificultad de las mujeres cubanas para obtener una máquina de lavar” se refería a romper esa idea de que en Cuba, la mujer se ha emancipado! Qué después del trabajo debe ocuparse de los quehaceres de la casa. Plop! Les respondimos en coro una Señora argentina y yo: como todas las mujeres en el mundo! Aquí en Suiza, pasa lo mismo! Se sintió frustrada por tanta intervención. También dijo que el dolor de los otros le “dolía”, pero que primero tenía que ocuparse de su Cuba.

Trató de explicar su trabajo “voluntario”, su miedo a tener miedo, su lucha cotidiana para defender al pueblo cubano del régimen que por cierto le dio estudios, salud, cultura, deporte sin costo alguno.

Sobre mi pregunta, me contó una caricaturesca experiencia en la Haya donde fue invitada por Amnistía Internacional y que compartió con activistas israelís y palestinos quienes durante una semana se dieron la mano, y que era eso lo que ella deseaba para esas dos Naciones… Ojalá que sus amos no se enteren de su “posición y opinión” en ese tema pues podría eso causarle problemas.

Debo subrayar una pregunta. Una señora de unos 60 años, muy elegante, francófona le preguntó lo que sentía en el fondo de su corazón cuando atacaba constantemente a ese valeroso pueblo cubano, asediado hace más de 50 años por el criminal bloqueo . No respondió sobre lo que sentía su corazón, no sé si por ausencia del mismo o porque ella no va a terrenos afectivos cuando no le conviene.

Al final de la conferencia, me acerque a Yoani  y le agradecí tan “interesante” discurso, también le pedí fuese mi portavoz pues tenía un mensaje que quería que transmitiese al Pueblo Cubano, ella amablemente aceptó. Le pedí que transmitiera a ese valeroso pueblo mis agradecimientos más profundos, eternos y sinceros por el trabajo incansable de los médicos que curaron a los más desprotegidos, de sus maestros y formadores que lograron la alfabetización cero en mi Bolivia querida. De repente, su rostro se descompuso y sus guardaespaldas (6 hombres) le ayudaron a salir del aula queriendo impedirnos decirle: ¡Cuba no está sola! ¡Somos millones por el mundo! Creo que se fue molesta… no entendí porque…

Ya en la calle, unas 15 personas le dijeron  otras verdades. Yo me considero una dama, pero no pude aguantar su descaro, falsedad y soberbia. Le repetimos que ¡Cuba no está sola, que somos millones para defenderla! ¡Que no la dejaremos mentir impunemente!

Unas horas más tarde Yoani  tweeteaba  (quizás a ciegas) el siguiente texto:

Yoani Sánchez ‏@yoanisanchez 17 Mai : Al salir del debate hoy con estudiantes en #Ginebra una mujer me amenazaba “no vas a poderte esconder, te buscaremos por todos lados“

Plop! Quisiera que Yoani se enteré que yo no sería capaz de pegarle o de agredirle, traté de explicarle por el tweet pero me bloqueó. Quisiera sólo que sepa que no le dejaremos mentir con tranquilidad, qué somos millones! que no permitiremos que siga con sus falacias, pero que todo se hará siempre desde el dialogo. Qué sepa que yo también tengo miedo a tener miedo. Y qué, la cito:

Yoani Sánchez ‏@yoanisanchez 17 Mai “Si alguien cree que amenazándome me va a callar es que no me conoce, tiendo a correr justo hacia lo que me produce más miedo”.

Yoani miente y lo sabe, nadie la amenazó. Le digo más, YO  también tiendo a correr al mismo lado!

A diferencia de otras presentaciones que he visto de la publicitada Yoani Sánchez, en esta ocasión contó con un fuerte dispositivo de seguridad (guardaespaldas) y fotógrafo. En total  eran 8. Al parecer, su  disertación política sobre “la máquina de lavar” y el “plátano macho en Cuba”, requerían de  una protección a nivel de Jefe de estado.

Puede que convenza a gente mono-neuronal pero está lejos de poder explicarle  a  la gente de mediana inteligencia el porqué de su alma vendida al diablo, porque les aseguro que el aula olía a azufre!

Me despido como me llamó, discretamente, una de las estudiantes presentes:

Latin Fighter o Ulupika irreverente (como soy)
Fuente: GUAJIRITA SOY
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"EN EL CONGO APRENDÍ MUCHO CON EL CHE"
por Hedelberto López Blanch
En abril de 1965, dos años y medio antes de que al guerrillero heroico lo asesinaran sus captores tras caer herido en combate en Bolivia, Rafael Zerquera Palacios se convirtió en el primer médico que estuvo con el Che en el Congo Leopoldville, Zaire, hoy República Democrática del Congo

Tras graduarse como médico en 1964 y cuando cumplía el servicio social en Santo Domingo, en la Sierra Maestra, llegó a la consulta de Rafael Zerquera Palacios un emisario que le traía la encomienda de que se presentara urgentemente en el Ministerio de Salud Pública en La Habana. En la capital lo recibió el entonces ministro de Salud Pública, doctor José Ramón Machado Ventura, quien le pidió su disposición para cumplir una misión internacionalista muy importante, sin decirle en qué lugar sería. Zerquera, que había ofrecido su disposición para ayudar a cualquier país en el mundo, rápidamente dio su aprobación y Machado le indicó que dijera a su familia que iría al Festival de la Juventud y los Estudiantes que tendría lugar en Argelia.

Este médico, de piel negra, nació el 1ro. de mayo de 1932, en Trinidad, antigua provincia de Las Villas. Allí estudió la escuela primaria y en Cienfuegos el bachillerato en Ciencias. Oficial retirado de las FAR, a sus 76 años tiene numerosas anécdotas que contar sobre aquella gesta, tantas que no cabrían en este pequeño artículo. sorpresa inesperada A los diez días de la entrevista con Machado Ventura, el 10 de abril de 1965, él, junto a otros tres combatientes (Norberto Pio Pichardo, Víctor M. Ballester y Martín Chibás González) tomaron un avión vía La Habana-Moscú, lugar donde se le unieron tres compañeros más, y en El Cairo, Egipto, otros tres. Ya eran nueve y con Zerquera (iba al frente del grupo) sumaban diez. Antes del viaje, el Comandante en Jefe Fidel Castro habló con Zerquera, le explicó la importancia de la misión, se interesó por su familia pero no le dijo a qué país iría, aunque le expresó que cuando llegara allá se iba a encontrar con una sorpresa que ni esperaba ni podía soñar. «Esa conversación fue uno de los momentos más felices de mi vida».
De Egipto volaron a Tanzania, adonde llegaron el 18 de abril, y allí se encontró con Víctor Dreke, José María Martínez Tamayo (Papi), el capitán Rivalta como embajador en ese país, Oscar Oliva, y el Che que estaba disfrazado y parecía un profesor francés. Zerquera llevaba dos maletines, uno que pesaba mucho, con balas de M-1 (después supo que eran para el Che), y el otro contenía dinero en efectivo.

Al despedirlo en el aeropuerto de La Habana, Osmany Cienfuegos le había entregado los maletines y le ordenó: «se los entregas solo al jefe; puede ocurrir algún problema pero como único salvas tu honra es que venga el cadáver tuyo junto con la noticia de que los maletines se perdieron».

Recuerda el galeno que, una vez en Tanzania, con los elementos aportados por el Comandante en Jefe sobre la sorpresa que encontraría, cuando vio a un hombre blanco «camuflajeado» entre los demás, con una pipa y leyendo francés, comenzó a sospechar. Y cuando ese hombre blanco con una barba a medio salir, reunió a los 14 primeros compañeros que habían llegado, les explicó las tareas y objetivos de su presencia en el lugar y les preguntó si alguien lo conocía, sus sospechas aumentaron. Los únicos que sabían su identidad eran Dreke (segundo jefe de la futura guerrilla) y su ayudante José María Martínez Tamayo (Papi), pero no dijeron nada.

Zerquera le dijo que tenía una idea y, ante la exigencia del jefe para que dijera el nombre, respondió: me imagino que usted es el Che. Todo el mundo era soldado, Guevara hizo un gesto afirmativo y seguidamente explicó el porqué de su presencia en tierras africanas. Habló de su afecto y admiración por Patricio Lumumba y entonces se dieron cuenta de adónde irían.

Dijo que el Movimiento le había solicitado al gobierno cubano una ayuda. Agregó que entre los dirigentes cubanos, él era el que mejores condiciones tenía para dar ese paso. Que había estado antes en varios países africanos y contactó con el Movimiento de Liberación lumumbista. Habló sobre muchas cosas: que tenían que ser un ejemplo; de cuando se integró a las filas del 26 de Julio; de cuando conoció a Fidel; de cómo se fue ganando los grados por los méritos y los actos; que había que ser así, que allí nadie era nadie, que todo el mundo era soldado, empezando por él, y que los grados se irían adquiriendo según se los ganaran. Que llevaba una libreta donde anotaría la historia de cada cual como se hace en toda guerrilla. Puntualizó que allí no quería autosuficiencia, autovaloración, que íbamos a ayudar y teníamos que ser humildes para ser ejemplo. Señaló que la tarea no sería un paseo, que podía durar cinco años y después se valoraría una sustitución progresiva, de acuerdo con los intereses del Movimiento. Seguidamente sacó un diccionario en lengua swahili y le asignó un número a cada uno de los 14 presentes. Moja, número uno en swahili, a Dreke; el dos, Mbili, a su ayudante; el tres, Tatu, el Che. A Zerquera, como venía al frente de diez compañeros le puso ese número, Kumi. Como el Che era un excelente estratega militar, después de pasar el diez, saltó al 20, 30, 40, etcétera, con el objetivo de despistar al enemigo sobre cualquier cifra posible. Tras la reunión, Kumi trató de entregarle los maletines pero el Che le dijo que los guardara.

Tras buscar medicinas y el avituallamiento necesario en Tanzania se dirigieron a la frontera con el Congo Leopoldville (antiguo Zaire). Desde Kigoma, en Tanzania, atravesaron, en la oscuridad de la noche, el peligroso lago Tanganika en dos pequeñas lanchas. Los primeros 13 combatientes cubanos llegaron el 24 de abril de 1965 a la localidad de Kibamba, en el Congo.

Se iniciaba así el andar del Guerrillero Heroico, con un puñado de hombres, por tierras congoleñas. En esa gesta llegaron a participar 123 combatientes cubanos, ya tienes pacientes.

Como la participación del Che no había sido informada, nadie del Movimiento de Liberación los recibió en Kibamba. Entonces Godefroid Tchamleso, un congolés miembro de esa organización que viajó con ellos en la lancha, organizó con algunos combatientes nativos una especie de bienvenida. Los alojaron en unas chozas. En una de ellas el Che puso su hamaca y esa noche Kumi durmió en el suelo cerca de él.

Al siguiente día exploraron una empinada montaña cercana al lugar donde finalmente se establece el campamento principal. El doctor Zerquera quedó en Kibamba encargado de atender a los enfermos y de recibir a los futuros combatientes que irían llegando.

En una primera ocasión Kumi subió, con mucha dificultad por la falta de preparación, la empinada cima de 1 800 metros de altura donde radicaba el Che, pero la segunda vez fue porque lo mandaron a buscar y al llegar encontró al guerrillero heroico muy mal de salud, con mucha fiebre y tos seca. Zerquera le preguntó cuál sería el tratamiento mejor para su caso específico y el Che le dijo que kanamicina, pero se lamentó porque no sabía dónde la iban a encontrar. Entonces es cuando Kumi abrió el maletín y Guevara le preguntó de dónde lo había sacado. Tras las explicaciones pertinentes comenzó el tratamiento y a los tres días, ya algo restablecido, le indicó a Kumi que su trabajo estaba en Kibamba, donde tenía un hospital y pacientes que atender.

Poco tiempo despues el médico tuvo que regresar porque el Che presentaba hemorragia y fiebre alta. Durante tres largos días con sus noches Kumi le puso tratamiento contra la malaria hasta que salió de la gravedad. De ahí en adelante, el Che nunca más se enfermó y continuó organizando y dando aliento a sus hombres pese a que los problemas dentro del movimiento de liberación del Congo y las condiciones para sostener la guerrilla no eran las mejores.

«Yo aprendí mucho con el Che desde los primeros días en que llegamos a Kibamba, cuando estábamos prácticamente sin hacer nada y nos cayó el “gorrión”, es decir, la nostalgia. Una mañana se apareció en el campamento y me dijo que venía a ayudarme para que no me quejara. Me preguntó a qué yo había ido y establecimos el siguiente diálogo:

Kumi: A atender a los enfermos y heridos cubanos

Che: No, usted vino a ejercer su profesión.

Kumi: Dígame cómo la ejerzo.

Che: Coja el maletín y acompáñeme.

Y el Che y yo, junto al traductor congoleño Freddy Ilanga (fallecido más tarde en Cuba) comenzamos a recorrer la zona. Veíamos a los enfermos y decía, a este aspirina a aquel, vitamina B-2. Al otro día, no tuve que dar el recorrido, los nativos se me metían en la choza para que los consultara, y el Che me dijo: “Fíjate como ya tienes pacientes”.

Pese a que la gesta del Congo no dio los resultados esperados, afirma Kumi, “al paso de los años comprendí que en realidad esa misión sirvió de mecha para alimentar el fuego de la lucha en los pueblos africanos; fuego que después comenzó a incendiar Guinea Bissau, Mozambique, Angola, Namibia, Sudáfrica y todos los demás países que se liberaron".

En total siete médicos cubanos y uno de origen haitiano que estudiaba en Cuba participaron en esta gesta con el Che en el Congo Leopolville.
Fuente: Juventud Rebelde

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