30 diciembre 2013
Por Onedys Calvo y
Marjorie Peregrín
Hay un tema que por estos días ocupa tanto a
especialistas y decisores como a ciudadanos comunes en Cuba y genera noticia y opiniones
incluso más allá de nuestras fronteras: el anuncio, el pasado mes de octubre
por el Consejo de Ministros, de un proceso de unificación monetaria.
Se habla mucho de las formas y el posible
escenario, del cronograma aún indefinido y las consecuencias que tendría este
proceso. El sociólogo Aurelio Alonso, ensayista, investigador, subdirector de
la revista Casa de las Américas y Premio Nacional de Ciencias Sociales 2013, es
uno de los expertos que ha dado su opinión.
Aurelio, se respira por doquier la expectativa
que ha despertado el anuncio de la unificación. Para adentrarnos en el tema
sería bueno un breve recorrido por la historia de la circulación de dos monedas
en nuestro país.
Mira, si nos ponemos
a rebuscar en la historia, este ha sido un país de dualidad monetaria desde que
se hizo república. Incluso en los años de ocupación norteamericana, entre 1898
y 1902, circulaban no dos sino tres monedas: el dólar estadounidense, que ya
entraba en la economía cubana; el doblón español, que se cotizaba por arriba de
los cuatro dólares, y el luis de oro francés, el de más alta cotización.
Posteriormente,
cuando se estableció el peso cubano, la economía nacional se organizó tan
sujeta, tan dominada por la economía norteamericana, que el dólar también
circulaba en muchos lugares y se mantuvo una paridad uno a uno entre ambas
monedas que duró hasta el triunfo de la Revolución. Incluso, en los años ´50
había muchos cubanos que tenían cuentas bancarias en dólares; había una fuga de
divisas ordinaria, regular, por esa identidad, esa dolarización de la economía…
La gente dice ahora
que la economía cubana está dolarizada… Bueno, dolarizada estuvo en la primera
mitad del siglo pasado: ahora se re-dolarizó en cierta medida, en otras
condiciones. Porque los conceptos tienen distintas connotaciones: no es lo
mismo la dolarización en Ecuador, donde un presidente en los ´90 decidió darle
la cara a la crisis dolarizando y eliminando la moneda nacional, que en otros
países donde se dolarizó estableciendo una equivalencia artificial con la
moneda nacional, como hizo Ménem en Argentina, lo que llevó a imponer el
corralito financiero, una terapia de shock con la cual dio un golpe brutal a la
clase media…
Hablaba de la dolarización hasta 1959, cuando
hubo un cambio radical con la Revolución, con una política diferente…
Sí, y con un bloqueo
brutal de los Estados Unidos, que fue comercial y también financiero.
Recordemos que la moneda es también una mercancía, y la moneda estadounidense
es un medio de cambio a nivel mundial. Se bloqueó la moneda norteamericana y
Cuba decidió de todos modos mantener la equivalencia del dólar y el peso cubano
para los cálculos de su economía, como se venía haciendo., en una situación en
que no se sabía exactamente cómo iba a comportarse.
A nivel de pueblo, a
nivel de consumidores, cuando nos hablan de doble moneda pensamos en el CUP, el
peso cubano, y el CUC, el peso convertible. Nuestros economistas suelen
plantear que la dualidad empezó en 1993, cuando se despenalizó el dólar… Sí y
no, porque ya existía una diferencia establecida entre la macroeconomía del
país, con la que se insertaba en el mercado mundial y en el CAME, donde el
dólar se seguía evaluando como equivalente del peso, y el rublo también como
equivalente del peso, y la economía interna, donde la moneda nacional no era
convertible y no había equivalencia, se había convertido en un certificado, en
una moneda interior…
Qué sucede? Cuando se
derrumba el Campo Socialista y la economía cubana cae brutalmente -se derrumba
entre un 35 y 36% el PIB, en más de un 75% la capacidad adquisitiva del país-,
se viene todo abajo y el dólar empieza a circular más activo y a tasarse en el
mercado negro… Empieza a subir. Según algunos autores llegó hasta 75, según
otros hasta 120, pero muchos recuerdan que estuvo a 150 pesos. La
despenalización del dólar logró que se fuera reduciendo hasta la cantidad que
tenemos hoy. O sea, la decisión de 1993 fue acertada.
Hablamos con mucha
gente en la calle y se repiten las opiniones sobre la gran diferencia entre
ambas monedas, el poco valor del peso, la extrañeza sobre dos monedas
nacionales tan distintas una de otra, las ventas y servicios mejores en una
moneda que en la otra, y el constante criterio de que es algo nocivo… Decía que
la decisión de 1993 fue acertada, ¿cuál es la realidad 20 años después?
Hoy la dualidad se ve
con luces distintas a las de los ´90, hay grandes diferencias entre aquella
etapa y el momento actual. El período de los ´90 comenzó con una caída en un
barranco y el país tuvo que comenzar a apoyarse en otras vías de ingreso para
reponer la economía. Fue, por ejemplo, el comienzo del turismo. El nivel del
turismo hoy no es el de los ´90, tampoco el de los ingresos por servicios
profesionales como los médicos; no existía el fenómeno de las remesas como existe
hoy… Las remesas generan un dinero que no entra por la macroeconomía sino por
la economía de la familia, que termina comprando en la TRD. Hay hoy una
circulación monetaria distinta en el país, y una posibilidad de retornar a la
búsqueda de una moneda única.
Claro, hay que ser
realista. No existe una varita mágica. Esto no va a ser la solución de los
problemas porque a veces se dice “bueno, no podemos seguir con la equivalencia
25 a uno, es demasiado, tienen que abaratarse los productos, o subir los salarios”,
pero la mayor capacidad de ingresos tiene que estar respaldada por un efecto
productivo mayor en el país. Una economía nacional, un país, no puede comerse
más de lo que produce, en términos monetarios, de números; incluso, la economía
supone que existe una equivalencia entre lo que se llama Producto Nacional
Bruto y el Ingreso Nacional Bruto; tiene que haber una correspondencia.
Cualquier otra cosa es una anomalía económica.
Para muchos, la pérdida de esa equivalencia y la
doble circulación ha tenido un impacto económico que ha afectado profundamente
en los últimos años las economías individuales.
El sentido común nos
lleva a pensar que la pérdida de esa correspondencia entre salario y capacidad
adquisitiva para satisfacer las condiciones mínimas de vida es un resultado de
la doble moneda, pero es la doble moneda el resultado de una situación
económica en que se ha perdido esa capacidad, que es lo tiene que ver con el
derrumbe de la primera mitad de los años ´90.
Hay muchas preguntas
en este sentido. ¿Por qué la relación de 25 a uno? Porque es una relación que
llega a establecerse con el dólar, porque el problema grave aquí es que el eje
de la dualidad no está en la diferencia entre el CUC y el CUP, las dos monedas
nacionales, una equivalente al dólar, establecida para ser equivalente al
dólar… ¿Qué es un billete de un CUC? Es como si fuera un billete de 25 CUP. En
este caso, la diferencia no está tanto en la moneda como en la administración
de la distribución: con 25 CUP no se compra en la TRD; con un CUC sí. Es decir,
hay una diferencia de acceso al mercado… Como esto expresa una equivalencia con
el dólar, por detrás del CUC, el problema está en que hay que equilibrar la
economía del peso cubano con el dólar, y hay que empezar a equilibrarla por el Estado…
Ya se ha llevado la
economía en algunos medios empresariales a una relación de diez por uno, y se
está operando con base en esa relación, por ejemplo, en las ventas del sector
campesino al turístico, y se está haciendo también en las relaciones a nivel
internacional con el dólar. Mientras más baja, más beneficia a la población la
circulación interior, pero no puede ser una acción voluntarista, hay que buscar
cuál es la equivalencia adecuada, la que responde a los balances financieros.
Por eso este es un proceso largo, que puede durar tres, cuatro, cinco años,
también para no recurrir a terapias de choque.
Es un proceso que recién ha comenzado, que
redimensiona la economía cubana y que se va a tomar su tiempo en el sector
estatal, y mucho más para llegar al doméstico…
Yo soy sociólogo, no
economista, pero pienso que si se mantienen adecuadamente los pasos, sin
precipitación, tomando las medidas poco a poco, esto no debe traerle a la
población trastornos mayores que los que ya tiene. Los grandes trastornos para
la población de este país se produjeron en los años ´90 y seguimos arrastrando
la situación de entonces, y las fluctuaciones en los mercados mundiales, con
los precios de los alimentos más elevados. Lo que va a sufrir la población hoy
no va a ser más grave, pero tampoco va a haber necesariamente una mejoría
sistemática. Puede ser que algunos productos bajen de precio, hay productos en
las TRD que están sobre-tasados y hay que hacerlos menos caros, son precios
establecidos arbitrariamente y hay que dejar que el mercado se mueva ahí.
Lo otro muy
importante es la macroeconomía, porque cuando la empresa tenga que ajustar la
tasa de uno a uno, cuando la economía estatal deje de pensar que el peso cubano
hay que operarlo como equivalente al dólar y busque una tasa que se aproxime a
la real, en los presupuestos se van a dar cuenta de que les sale más caro
producir muchas cosas porque las materias primas que tasaban al equivalente de
uno a uno van a ser ahora diez a uno. Entonces van a encontrar cuáles son los
verdaderos precios de producción, y eso va a llevar, a mi juicio, a saber qué
empresas estatales son rentables y cuáles no, a definir con qué se queda el
Estado y con qué no.
Hoy hablamos de
flexibilizar la economía, pero lo que hacemos es crear 180 tipologías de
cuentapropismo, y eso no modifica en nada la economía del país. El Estado tiene
que tener los elementos económicos para saber qué es lo que tiene que
administrar, y de lo que tiene que administrar qué es lo que no está siendo
rentable y si puede ser rentable. Y ver qué hace con lo que no puede ser
rentable, si licita para ponerlo en manos de particular, de cooperativas, de
capital extranjero, o si lo cierra.
Esta medida es
necesaria para que el Estado sepa, en primer lugar, qué tiene que hacer, y, por
supuesto, para que se opere con una sola moneda en el país.
El tema de los salarios en relación con la
dualidad monetaria sale una y otra vez a la luz en las encuestas en la calle…
También se habla de la inexistencia de un cronograma definido…
-El anuncio del
Consejo de Ministros plantea que se ha aprobado la confección de un cronograma,
pero hasta ahora nadie sabe cuál es. Supongo que nadie sabe cuál es el
cronograma porque no se puede prever o calendariar etapas. Lo otro que se dijo
es que se iba a empezar por la economía estatal.
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Por otra parte, los
precios y los salarios sólo podrán casarse cuando el desarrollo económico lo
permita, cuando una cuota de eficiencia mayor lo permita, y cuando los niveles
de producción se incrementen y haya un mercado que vaya facilitando
progresivamente el acceso. Tampoco es simple, tiene que ver con un mercado y,
por ejemplo, a lo mejor el plátano baja y la frutabomba sube, en dependencia de
la producción. En cualquier sociedad mercantil hay reglas que definen la
diferencia entre productos de primera necesidad, intermedios y suntuarios. Y se
trata de aproximarnos a un mercado que no nos domine, sin perder el esquema
económico socialista, y esto implica que la empresa socialista se mantenga
fuerte en los sectores donde tiene que mantenerse fuerte, pero que todo lo que
no tenga por qué ser administrado por el Estado no lo sea.
-Uno de los encuestados dijo que nuestro peso
convertible sirve sólo en Cuba, y con el cambio anunciado ya hay algunos
deshaciéndose de los CUC que tenían ahorrados, por miedo a que se devalúen…
-La característica
principal del peso convertible es que no es convertible; la convertibilidad
está a nivel nacional. Es muy difícil la situación económica nuestra, de muchos
vericuetos, es muy difícil ver y plantear soluciones.
En cuanto al temor de
la devaluación del CUC, esa dinámica no va a ser tan rápida. Me parece que el
que se deshaga ahora de los CUC se está adelantando demasiado a los
acontecimientos.
Hay otro tema en este
proceso: las cuentas bancarias, algo importante porque en Cuba hay una gran
cantidad de CUC y de CUP en cuentas bancarias de ahorro. Se ha dicho que se va
a garantizar protección a las cuentas bancarias, lo cual implica que esto no es
una medida de choque, es algo que le costará al Estado y que hace más lenta la
transformación.
-¿Alguna conclusión?
-Es importante que el
país tenga una moneda fuerte, pero para que el país tenga una moneda fuerte hay
que levantar la economía. Para que el peso cubano tenga fuerza hay que levantar
la economía. Este proceso anunciado es decisivo, porque el proyecto de reforma
avalado en los lineamientos necesita un saneamiento monetario. No podemos
seguir viviendo con un presupuesto nacional con una equivalencia del dólar y el
peso, engañándonos en cuanto a la rentabilidad de nuestro aparato económico
estatal, porque ello introduce el caos en la economía.
Este camino de
transformación monetaria y económica a partir de los lineamientos tiene que ser
un camino de experimento y error, para saber con qué instrumentos vamos a
hacerle un espacio atractivo al crecimiento del mercado en el país. En esto
también van a jugar muchos factores como la política exterior de Estados
Unidos, pero tampoco podemos planificar con esperanzas de mejoría en ese
sentido; tenemos que planificar con la mirada puesta en lo que podemos hacer
por nosotros mismos.
Tomado de Cuba Contemporánea)
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